Suite Kirkland -100-

Mi corazón dio un vuelco al verme correpondido por el americano, aumentando a la vez las sensaciones que recorrian por mi cuerpo. Sentía que en cualquier momento iba a explotar, mi razón se había perdido ya hace unos segundos, y mis funciones locomotoras totalmente inservibles, posiblemente si trataba de si quiera levantarme, caería al suelo de inmediato.

Me aferre al cuello de su camisa, volviendose inexplicable el deseo que tenía por albergarme entre sus brazos, de llenarle con mi calor..

-..J-Jones..- solté un suave gemido al sentir su lengua rozar con la mía, mas mis labios ansiosos no se hicieron esperar, volviendo a acariciar con desenfreno los suyos, mientras sentía como la danza entre nuestras lenguas era marcada por las pausas del americano.

Llevé mi mano libre a su mejilla, paseando mis dedos libres por el inicio de su cabello y acariciando con mi pulgar su oreja, deliniando suavemente cada contorno y finalmente su lobulo.

Estaba extasiado, los pensamientos coherentes se esfumaron de mi cabeza como no quiere la cosa. La mano que se encontraba en la cintura del inglés, comenzó a recorrer su espalda de arriba a abajo una y otra vez. No pude evitar un escalofrío cuando cierto pulgar empezó a recorrer el lóbulo de mi oreja. Me sentí tan novato en ese momento.

Deje de dar masajes en la espalda del otro para tomar con ambas manos su cintura y empujarlo hacia la cama, me posicioné sobre el de inmediato deshaciendome de su corbata y los primeros botones de su camisa con rapidez. Mis ansiosos labios no tardaron en atacar el blanquecino cuello inglés que ahora tenía a mi disposición.

-Arthie...-suspiré contra su cuello para después depositar mas y más besos en este. Los besos repentinamente pasaron a ser suaves lamidas. Mis manos ahora se encontraban acariciando el cabello rubio del angelito con frenesí. Estaba cegado, me pregunté si esto es a lo que le llaman deseo.

Di un pequeño respingo al sentirme empujado sobre la cama, solo atinando a abrir mis ojos con sorpresa; vislumbrando la figura de aquel rubio sobre mí, sacando con rapidez mi moño y desabotonando con rapidez los primeros botones de mi camisa.

Me estremecí, totalmente vulnerable y en alguna forma debil; El solo roze de sus labios sobre mi cuello fueron como miles de leves y en cierta forma, agradables, choques electricos en todo mi cuerpo. Mi respiracion comenzó a hacerse agitada en cuanto la intensidad de aquellos rozes subieron, sin contar, la falta de aire que me había inundado al sentir su frio aliento susurrar mi estupido mote, que sin embargo, en ese momento me había parecido de lo mas lindo. Todo mi cuerpo se estremecio al sentir sus manos sobre mi cabello, contrayendo mis piernas que no sabían que hacer, acariciando lo manta debajo de mí, y apretujandola de momentos con mis deods.

Estaba perdiendo el control..

-Nn...- lleve mis manos a mi boca mientras el color en mi rostro comenzaba a aumentar, ahora pequeños y vergonozosos sonidos amenazaban con salir de mi boca y no iba a permitirles si quiera hacerlo. Y nuevamente, ese sentimiento de dejá vú me invadio.

Subí completamente mis piernas a la cama, las acomodé de manera que quedaran a los lados del cuerpo que estaba bajo mío, más este no tardo en doblar sus propias extremidades .Sonreí traviesamente al escuchar un pequeño sonidito salir de la boca del inglés.

Justo como en el baño…

Enrojecí, más no me detuve, al contrario, aquel quejido me instó a seguir con lo que hacía. Dejé su cabello en paz, para hacer que mis manos desfajaran la camisa de gala del rubio y se colaran por ella. Moví mis dedos en su cintura, de manera que le hice cosquillas, pero solo fue un instante, porque luego me ocupe de repartir caricias por todo su torso sin vergüenza alguna. Suspiraba constantemente, por las emociones que se agolpaban en mí haciendo un poco dificultoso el poder respirar. Las ansias fueron lo que más fuerte sentí.

- Arthie, –repetí- I-I Lov… –no continué. Si no más bien me apoderé de nuevo de sus labios, mordiéndolos con lentamente con lujuria, repasándolos con mi lengua un y otra vez. Desgastándolos, llenándome de su único sabor.

Me había olvidado del lugar en el que estábamos, el día, la hora, de todo. Ahora solo me importaba que estaba con Arthur, en un momento tan único que aprovecharía al máximo sin importar que. Solo me dedicaría a amarlo.

Cerre mis ojos con fuerza, sin saber que hacer con tantos sentimientos que me abrumaban y acomplejaban. Respiraba fuerteme por mi nariz al ver imposibilitada mi boca, que cada vez mas se rebelaba contra mí, siendo una gran delatora de mis emociones.

Mordí mis labios con fuerza al sentir recorrer sus manos por mi tórax, estaba perdiendo eso era claro. Mi espalda se arqueo momentaneamente mientras un gemido bajito, pero aun asi, claro y audible, escapo de mi boca.

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-P-Porfa.. A-Ah.. v-vor.. Pa~Aara..- suplique con tonos altibajos complementados con fuertes gemidos que seguian escapando de mi boca, suspire fuertemente al sentirse separarse de mi un poco, mas otro estremecimiento me recorrio, y esta vez por motivos diferentes, la voz del americano susurrando mi nombre resono por la habitacion, idiotizando aun mas mis sentidos. Y reaccionando con mayor avidez, en cierta parte baja que ya se encontraba mas que despierta.

Me retorcí fuertemente, mientras apretaba los dedos de mis pies con fuerza, las sensaciones eran tan nuevas, pero a la vez tan placenteras. Y entonces, en tan solo unos pequeños segundos, pase de tensarme fuertemente a soltar todo mi cuerpo acompañado de un gran gemido. Una fuerte presion se librero desde mi vientre, sintiendo al calido entre mis piernas. Mire hacia abajo y vi como un viscoso liquido blanco se deshacia en el agua.
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Como aquella otra vez, mis ojos se abrieron desmesuradamente, volviendome a retraer a mi propio mundo, impidiendome escuchar las palabras del americano. Reaccioné bruscamente al sentir aquellos labios sobre mí, mas la verguenza que ahora me invadia, fue suficiente para hacerme estallar.

De un rapido movimiento, le empuje con ambas manos fuera de la cama, retomando la compostura y sentandome a gatas sobre la cama, -T-Tú...- a pesar de lo cansada que salio mi voz, el tono lugubre y del inframundo con el que hable, podía helar a cualquiera.

Más rapidamente se cayó mi muralla, haciendome enrojecer con tanta avídez que hasta mis orejas se colorearon de un rojo tan profundo y brillante que ahora podría ganarle a cualquier esfera de navidad, -¡IdiotaIdiotaIdiotaIdiotaIdiotaIdiotaIdiotaIdiotaIdiotaIdioooootaaa!- chillé con mucha fuerza mientras me cubría con la manta de mi cama hasta la cabeza, haciendome una pequeña bolita bajo las colchas.

¡E-El me hizo... E-Eso!, ni siquiera mentalmente podía pronunciar aquello. Y no sabía que era peor, el hecho en sí o el que yo no pudiera recordar todo con claridad..


Tragame Tierra.

La magia se rompió de un momento a otro cuando me sentí aventado hacia atrás, por suerte logre reaccionar a tiempo y así no me golpeé tan fuerte cuando caí directo al suelo poniendo mis brazos de apoyo quedando sentado de piernas abiertas. Abrí los ojos completamente con inquietud viendo como el rostro del inglés se coloreaba de un rojo tan intenso que parecía un tomate.

Escuché aturdido todos sus gritos, insultos directos hacia mi persona. Doblé mis piernas hacia mi pecho cuando sentí aquel desagradable dolor en mi corazón, crispé mi rostro en una mueca provocado por el mismo sentimiento. Agradecí que el rubio se encontrara completamente tapado por una colcha. Me sentía derrotado, estaba casi completamente seguro que el angelito había reaccionado así por lo que dije, pero, ¿Por qué? Fue cuando lo recordé, se supone –según Arthur- que nosotros…

… somos hermanos.

Tal vez, el había caído en cuenta de lo que haciamos y me tuvo asco. Mordí mi labio inferior con fuerza, haciéndolo sangrar levemente, aguantándome las lagrimas. Los héroes no lloran. Odiaba sentirme derrotado, yo no era un buen perdedor, lo acepto. Con cuidado, me levanté de donde estaba para sentarme a un lado del bulto que yacía en medio de la cama. Di unas palmaditas en donde parecía ser la espalda del inglés.

- Vamos al baile –dije con vos queda- me prometiste ir, no pensarás fallarme, ¿o si, hermanito? –pronuncié lo ultimo con tanta acidez sintiendo como si me quemara dolorosamente la garganta el solo decirlo.

Me tensé considerableme al sentir un pequeño hundimiento en la cama ante el peso extra, ni siquiera necesitaba descubrirme para saber de quien se trataba, y eso era lo peor. Sentí su mano palmear mi espalda, a lo que me arrastre casi con panico lejos de él, terminando en el suelo con un buen golpe en mi frente y rodillas.

-U-Ugh..- masculle con dolor mientras me apoyaba sobre mis codos para levantarme, mientras pensaba en una respuesta al chico. Ahora me sentía muy mal conmigo mismo por lo que haría, pero es que ni siquiera podía soportar que me tocara; ya que con cada roze, me recordaba sus manos acariciandome y a su humeda lengua recorrer cada cm de mis alas...

Acallé con rapidez mis pensamientos ante el sonrojo que se había apoderado nuevamente de mis mejillas, a lo que agarre con rapidez la sabana sobre mi cama y la atraí nuevamente sobre mí.

-H-Hoy no, Jones..- murmure con dificultad, diciendo con un poco de frialdad su apellido, -Siento mucho fallarte, pero hoy no..- volví a murmurar un tanto confundido al tener en cuenta algo, el me había llamado hermanito, ¿Acaso el le haría eso a un hermano?

Entristecí de inmediato, sabiendo que todo esto era mi culpa, yo quería verle como un hermano para no enamorarme... Mas fue demasiado tarde..

-Vete, por favor..- suplique aun sin mirarle, mientras abrazaba mis rodillas bajo la sabana.

Un nudo se formó precipitadamente en mi garganta al ver como el inglés huía de mí, me evitaba, cayendo en el acto de la cama. Mi idea era ir y ayudarle a levantarle, pero no pude reunir la fuerza suficiente para pararme de mi lugar. Cada una de sus palabras no solo entraron a mis oídos, si no que se clavaron profunda y dolorosamente en mi corazón. Noté como el morderme el labio ya no me servía, porque las lágrimas empezaron a descender humedeciendo mis mejillas completamente. No intenté limpiarlas.

- E-Esta bien –traté de responder lo más normal y natural posible, pero todo lo que me salió fue un simple tartamudeo. Patético.- nos vemos luego, Kirky –no sé cómo, pero logré levantarme de la cama, aunque mis piernas flaquearon al instante hice todo lo posible por seguir de pie. Mi respiración de pronto se volvió entrecortada, por los sollozos que querían escaparse de mi boca.

¿Y cómo no? Después de darme cuenta que la persona a quien más amo, quiero y anhelo en este mundo me tiene asco, repugnancia, yo creo que con lo que ah pasado no le han quedado ganas de verme nunca más en toda su existencia. La había cagado completamente, ¿y todo porque? ¡Por mis estúpidos deseos de demonio! ¡Por mi falta de autocontrol! Quise golpearme hasta quedar inconsciente.

Caminé hacia la puerta, abriéndola con cuidado, desganado. Fue entonces cuando no pude contenerme y un sollozo se me escapó accidentalmente, haciendo temblar mis hombros y mis pulmones en cierto modo. Cerré la puerta rápidamente y caminé todo el pasillo hacia el elevador con la vista empañada por las lágrimas. Desvié mi camino hacia las escaleras, no me quedaban ganas de entrar a un ascensor nunca más.

¿Qué haría ahora? Me pregunté. Y realmente no llegué a nada, solo seguiría andando esperando al día en que me lo pudiera encontrar otra vez. Tal vez, si conseguía fuerzas luego, volvería.


Rol Off.

Abrí mis ojos desmesuradamente al oír aquel gimoteo, me tense enseguida e involuntariamente volteé hacia la puerta, solo hallandome con la espalda del rubio que desaparecio enseguida tras el sonido de la puerta cerrandose.

¿E-Ese fue Alfred...?

Me sentí incapaz de creerlo, mas sabía que era negación por mi parte. Mordí mis labios mientras subia a la cama nuevamente, estaba confundido. ¿Porque había reaccionado así?

La Culpabilidad no se hizo esperar, atacandome fuertemente. Aun sin entender las razones, sabía que era mi culpa. Sacudi mi cabeza tratando de hallar una explicacion, mas las horas pasaron y me vi incapaz de resolverlo por mi mismo.

Suspiré cansado mientras fijaba mi vista en la hora, ya era la 1 de la mañana. Torpemente me deshize de mis zapatos, y asi con todo y traje me rendí durmiendo. En la mañana, incapaz de seguir durmiendo o de seguir ahí, sali.

Tal vez pasear en el centro no seria mala idea.



Off~