Abandonado.

Lancé una enorme carcajada al ver al escritor caer de espaldas gracias al tropezón que se dio con su maleta. Me acerqué peligrosamente a el tomando su tobillo y después la orilla de su pantalón verde, el cual estiré hacia mi, dejando a Arthur en solo su ropa interior.

- Ya esta, ¿tan dificil era? -hice un gran esfuerzo para poder ocultar muy bien mi sonrojo.

¿Que me pasaba? Me reprimía mentalmente. Este pequeñin si que sabía como ponerme de nervios, cosas que nada, repito, NADA en el mundo podía hacer. Me agaché para tomar la maleta de mi acompañante. La abrí y revolví entre las cosas hasta encontrar otro pantalon, el cual le lancé.

- Pontelo, si no te dará frío -me volteé dandole la espalda para darle privacidad.

Fruncí el ceño antes su molesta carcajada, cerrando con frustracion mis ojos y torciendo mis labios en una mueca enfada e irritada.

"No estoy aqui, no estoy aqui.." me repeti mentalmente mientras mis ojos se apretaban con gran fuerza frunciendo aun mas mi ceño. Suspire una vez más tratando de tranquilizarme, cuando sentí un jalon y despues una brisa fresca recorrer mis piernas.

Palidecí al imaginar lo que conllevaba, -¡E-Estupido Pervertido!- grité con gran fuerza mientras retrocedia pateticamente hacia atrás, mientras cogìa una rama de palma para taparme, -¡Inmoral, descarado.. Pervertido!- chillé con gran furia asustando a unos cuantos pajaros que salieron volando ante mi grito.

Cogí totalmente desconfiado y avergonzado mi pantalon casi arrebatandolo de sus manos, -..Gracias- agradeci de mala gana mientras me vestía con rapidez.

Tome mi maleta del suelo, y la arrastre con rapidez por la arena alejandome de aquel..
americano.

Mientras esperaba a que el otro se terminara de cambiar, me mantuve atento viendo mis pies, a mis dedos específicamente; los cuales movía hacia arriba y abajo haciendo que la suave arena se colara entre ellos. A pesar de esto escuché con claridad cada insulto que salía de la “santa” boquita de aquel hombrecito gruñón, que me agradeció con un tono de amarga desconfianza en su voz. Cuando escuche en agradecimiento supuse que ya se había terminado de vestir así que me di la media vuelta para ver como este se alejaba de mí a paso rápido.

- ¡O-Oye, no me dejes aquí! –tomé mi maleta en un movimiento rápido para echarme a correr detrás del ángel. Solo me tomo un par de grandes zancadas para alcanzarlo.- Hey, lo siento, no era mi intención incomodarte… creo que hice mal. Lo lamento, suelo agarrar confianza rápido –me detuve, me encogí de hombros y desvíe mi mirada para ocultar mi sonrojo. Disculparme no era definitivamente lo mío, nunca solía hacerlo.

A pesar de mis intentos por escabullirme, falle pateticamente al verle alcanzarme sin ningún esfuerzo. Fruncí mi ceño ante eso, mi orgullo de caballero estaba mas que pisoteado este día.

-Entiendo que en estados unidos sean mas liberales, pero deberías saber que no todos comparten tus creencias..- murmure en un regaño aun con el ceño fruncido dejando poco espacio entre mis cejas.

Suspire nuevamente mientras mordía mis labios nerviosa e irritadamente, en una busqueda de tranquilizar esas malditas ansias de asesinar a alguien por culpa de ese adorable día.

-Acepto tus disculpas, pero como compensación seguiras cargando mi maleta- tome fuerza para lanzar mi maleta nuevamente a sus brazos, cruzando ahora las mías con fuerza y desespero, ahora por culpa de ese estupido juego en el agua me empezaba a agarrar frio.

Cerre mis ojos momentaneamente, tratando de imaginarme la calida habitacion, con una comoda ducha y una suave cama que me esperaban. Además del Té que pediria, y que acompañaria con unas crujientes galletas de nuez.

Sonreí con ternura mezclada con felicidad al escuchar su regaño. No era porque me diera gracia o algo parecido, sino más bien porque nunca nadie me había llamado la atención antes; solía hacer lo que quisiera cuando quisiera y como quisiera. Siempre había envidiado la suerte que otros tenían al tener a seres queridos que los regañaran, decían que esto era porque se preocupaban por uno.

Estiré los brazos cuando vi la maleta del otro volar hacia mi dirección, al parecer tendría que cargar peso extra por hacer lo que hice. No dije nada mientras observaba la silueta del rubio, me parecía en cierto modo encantador…
… ¿Qué-estoy-pensando? Me regañé mentalmente con irritación una vez más en este día.

Vi al supuesto escritor tiritar, parece que el agua estaba haciendo su efecto cuando se combinaba con aire helado. Dejé caer las maletas al suelo, agachándome a un lado de la mía para abrirla y sacar de ella una chaqueta de aviador que solía llevar la mayoría de las veces cuando hacía frio. Me acerqué a Arthur y se la puse en los hombros, luego me volví a las maletas y las recogí poniéndolas en mi hombro.

- ¿Así está mejor? –pregunté con una gran sonrisa en el rostro mientras caminaba hacia el hotel. La marca de la felicidad que había sentido cuando me regañó aquel tipo que parecía ser un ángel… bueno, lo era.

Abrí mis ojos sorprendido al sentir un peso extra en mis hombros, notando una chaqueta café y al parecer proveniente de aquel rubio de ojos azules.

-G-Gracias..- murmure por lo bajo un poco incomodo, no solía dar las gracias muy seguido, pero ciertamente el americano habia sido muy considerado al notar el frío que le habia comenzado a calar los huesos.

Escondí mi rostro levemente sonrosado en el cuello de la chaqueta, e inconscientemente aspire un poco de su aroma, encendiendose con mayor avidez el rosa en mis mejillas.

¿Que estoy haciendo, me regañe mentalmente mientras apretaba mis manos contra mis costillas. Pero aún asi, no pude evitar seguir disfrutando de ese aroma.

Dulce, fresco, varonil.... Eran poco para describirlo.

Suspire pesadamente mientras volteaba mi vista hacia él, aunque escondiendola bajo mi flequillo. Mi primera impresión de el, habia sido que era un idiota.

Y esa impresion, no habia cambiado. Reí disimuladamente mas despues de un rato no pude seguir reteniendola, y reí, suelta y libremente, como no lo habia hecho hace tanto tiempo.

Tal vez, esas vacaciones, no serian tan malas.

Miré a Arthur por unos instantes que me parecieron que podían ser eternos, luego miré hacia a otro lado con vergüenza, lo había mirado muy fija y descaradamente. Pero bueno, no podía ser peor de lo que había hecho ya: casi desvestirlo por completo.

- Bueno, lo mejor es que vayamos al hotel –dije posando mi diestra en los omoplatos donde seguro estaban el par de alas del joven. Lo empujé suavemente guiándonos a ambos al hotel. Hora de empezar nuestra estadía en el denominado Eden’s Garden Hotel.

Tal vez mis vacaciones no sean tan malas, siempre y cuando tenga alado a este pequeño caballero.











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