Abandonado.

Escupí arena mientras a duras penas me levantaba del suelo, gire con furia viendo como un helicoptero se alejaba de la costa con rapidez. Oh si, me habian abandonado en una maldita isla por mi supuesto bien.

-¡Maldita sea! ¡Estupida Marianne y sus estupidas ideas...!- grite irritado mientras sacudia con mas fuerza de la necesaria la arena en mi ropa, -Quien necesita un descanso.. solo vomite un poco de sangre y enseguida se puso histerica- masculle restandole importancia a lo ultimo, bueno, ¿que era solo un poco de sangre?.

Recogí con molestia la maleta que habia lanzado trás de mi, y abriendola con rapidez, -Tiene que estar aqui..- rebusque casi con desesperación entre las cosas de la maleta.

No estaba.

Mi laptop no estaba.

Suspire con resignación, era claro que no estaba. Esa maldita bruja que se hacia llamar mi editora se habia encargado de que no pudiera seguir con mis historias a la perfeccion. Gire dejando el hermoso mal azul detrás de mi, mientras miraba como un edificio se ergia con majestuosidad a lo lejos.

Eden´s Garden Hotel, o eso habia dicho Marianne, me quedaria ahí hasta que a ella se le antojara venir por mi. Volvi a maldecirla mentalmente mientras comenzaba caminar con la maleta a rastras.

Arrastré mi maleta por la arena sin importarme que esta se pegara a mi equipaje. Miré al mar con aire distraído sin prestarle mucha atención en realidad. Claramente seguía concentrado en lo pesado que habían sido estos últimos siete meses de mi vida, los peores eh de decir. Por una fracción de segundo me pareció que la idea de quedarme aquí en este hotel por un tiempo era genial. El pensamiento se fue tan rápido como llegó.

Era obvio que no podía quedarme aquí; allá en mi ciudad había un peligroso asesino -muy ingenioso cabe decir- suelto. Tenía que estar en mi país, investigando, reuniendo evidencias, pruebas, huellas, ¡lo que fuera!. No debería estar aquí de vacaciones disfrutando de lo lindo.

Una punzada de dolor atacó a mi cabeza, tal vez lo mejor era hacer lo que me habían dicho; ya los demás detectives, policías y demás se encargarían.

Deshice todo pensamiento presente al ver a una persona caer, dirigí mi vista al cielo donde un helicóptero partía a toda velocidad; como huyendo. Levanté mi maleta para posarla en mi hombro y me eché a correr hacía la persona.

- Hey, ¿estas bien? -pregunte examinando a quien se encontraba delante de mi. Era rubio, bajito y reprimí una risa al ver sus graciosas cejas, sus enormes cejas.

Fruncí el ceño al escuchar la pregunta, ¿que si estaba bien?, oh claro, estaba jodidamente bien.

-¿Parece que estoy bien?- respondi de mala gana mientras volteaba hacia el culpable de aquella pregunta, lo mire escuetamente, rubio y ojos azules, ademas por su acento, estadounidense.

Suspire nuevamente mientras llevaba una mano a mis cabellos y los desordenaba ligeramente, debia calmarme. Estaba demasiado estresado, las consecuencias de la abstinencia al trabajo, si debia decir.

Miré con incredulidad al cejotas -reí para mis adentros- cuando me respondió de esa manera tan grotesca. ¡Esa no es manera para tratar a un hero, después de que se preocupa por alguien!

- No puedes ir por ahí tratando mal a la gente, te echarán de aquí -comente mientras tiraba la maleta a un lado de mí y metía mis manos a los bolsillos de mis pantalones de mezclilla.- Afred Jones, por cierto -desvié la mirada hacia el mar azulado; encima de este pude divisar el sol a lo alto y el cielo de un color más claro que el mismo océano.

Sentí como todos mis esfuerzos de serenarme se iban al caño ante su inoportuno comentario, por lo regular no lo tomaria en cuenta, pero ahora mis nervios estaban demasiado alterados como para no reaccionar.

-Yo trato a la gente como se me antoje, y si me echan, no podrían hacerme un mejor favor..- refunfuñe por lo bajo mientras mi ceño se fruncia con mas fervor dejando grandes surcos en mi frente, -Arthur Kirkland...- me presente de mala gana, aun furioso tenia mi orgullo de caballero.

Jale nuevamente la maleta, notando que por culpa de la estupida arena se me dificultada la tarea. Terco seguí arrastrando la maleta a duras penas, lo que queria era llegar ya a ese hotel y tomar una taza de té.

Pensaba estirar el brazo y darle la mano para saludarlo amistosamente pero, a vista de su humor negro mejor decidí no hacer nada finalmente. Observé como su pequeño cuerpecito no podía levantar la maleta, pero al parecer el tipo es tan terco que decidió llevarla arrastrando. A juzgar por la posición de sus hombros, seguía muy, muy, muy enfadado.

Enojado o no, pensé, un héroe tiene que hacer lo que un héroe tiene que hacer. Recogí mi maleta para posarla a nueva cuenta en mi hombro, después di unas grandes zancadas salpicando un poco de arena alrededor y me acerque al rubio gruñón. Me agaché un poco y sin ningún esfuerzo levante la maleta de Arthur; esbocé una sonrisa amigable mientras empezaba a caminar.

- ¿Al Eden's Garden, no? -pregunté. Aunque era obvio que iba hacia allí; ya que al parecer era el único hotel de la zona.- y dime, Artie, ¿que te trae por aquí? -lo miré de reojo, para verificar si me estaba siguiendo.

Sentí como el peso de la maleta decrecía para despues salir volando de mis manos, volteé confuso pensando que seria obra de algunos de mis amigos, pero para mi mala suerte era el mismo chico que cargaba su propia maleta y la mía sin ningun problema, mientras seguia el camino hacia el hotel.

Me sonroje furiosamente ante la diferencia de fuerza, y para empeorar el tamaño, yo tenía que levantar un poco mi rostro para verle. Definitivamente eso hería un poco mi orgullo de caballero.

-¡H-Hey! ¡¿Quien dijo que podias llamarme asi?!- exclame molesto ante el diminutivo ahora puesto mientras aceleraba el paso para alcanzarlo, -No necesito tu ayuda..- murmure indignado mientras trataba de arrebatarle mi maleta.

Reí un poco ante el enfado del chico de ojos verdes, pero reí aún más cuando empezó a tratar de quitarme su maleta.

- Claro que la necesitas -le contradije tratando de controlar mis risotadas. El pequeño hombrecito parecía adorable con esa expresión de enfado en su rostro y en cierto modo sus cejas le daban un toque más lindo... Un minuto, ¿que rayos estoy pensando? Creo que debería dejar de comer tantas hamburguesas..., nah, que va.- Solo acepta mi ayuda y ya, no te pediré nada a cambio -alcé su maleta sobre mi hombro libre, para tener ambas manos desocupadas así pudiendo dar un pal de palmadas en la cabezita amarilla del otro- ahora respondeme, ¿que te trae por aquí? -renadué la caminata.

Me volvi a sonrojar cuando senti su mano sobre mi cabeza, de verdad patetico. Mire hacia el suelo mientras suspiraba resignado.

-Hum.. me obligaron a venir aqui por problemas de salud..- conteste por lo bajo mirando mis pies mientras caminabamos, -¿Y a ti que te trae por aqui?- alze mi cabeza timidamente para mirarle sin contar que el rojo permanecia, pero fue tan solo unos segundos, ya que rapidamente desvie mi mirada nuevamente hacia el suelo.

Esto era tan vergonzoso, contarle a un extraño sobre mi vida, de verdad necesitaba un descanso.

Mis orbes azules observaron atentamente a las verdes de mi acompañante, aunque solo fueran unos segundos porque me el rubio desvió la mirada.

- Bueno, yo creo que necesitaba unas buenas vacaciones -no era una mentira, pero tampoco era una verdad completa pero que más daba si nos acabábamos de conocer.- ¿Problemas de salud? -hice una mueca de preocupación- ¿que te paso? si se puede saber~~ -derepente me estaba preocupando mucho por un desconocido.

Este hecho se me hizo raro, tenía la extraña sensación de querer saber todo sobre el, ¿sería paranoia, acaso?.

Mire mis pies y el suelo alternativamente, debatiendome entre sin contarle o no, despues de todo era un extraño del que no sabia nada, y a la vez me sentia un poco culpable por haber desquitado mi furia en el. Levante un poco mi vista, que oculte tras el flequillo de mi cabello, para escanear al sujeto al lado de mi.

Lucía un poco mas joven que yo, y además, era claramente alguien con buen cuerpo, probablemente bajo esa camisa habian unos cuantos musculos...

Me sonroje vigorosamente ante el pensamiento, ¡¿A mi que me interesaba eso?!

-No fue nada grave, un poco de estres me hizo vomitar un poco de sangre, y enseguida todos exageraron- conteste rapidamente, era mejor tener mi mente en otra cosa.

Me incliné hacía adelante un poco para buscar la mirada del otro, pero la había ocultado muy bien con su flequillo rubio. Mi preocupación aumento más cuando menciono lo de vomitar sangre.

- Si que estas muy mal, que bueno que te mandaron aquí -... así pudimos conocernos. Complete mentalmente con una gran sonrisa complacida... ¡¿QUE RAYOS?!.

¡De nuevo! Era la segunda vez en este día que tenía pensamientos raros en torno a este pequeñín que me acompaña. Agité mi cabeza con violencia de un lado a otro tratando de auyentar toda ocurrencia relacionado con lo anterior, necesito que me echen un balde de agua fría en la cabeza... ¡Oh, sí, tenemos el mar!

- Hey, Artie -detuve mi andar, baje ambas maletas a la arena para después mirar a ambos lados de la playa que, al parecer, esta vacía ya que nada más podia ver que estabamos Arthur y yo.- creo que necesitamos un poco de agua, ¡vamos a nadar! -sin esperar respuesta alguna, tome el brazo de mi nuevo amigo y me eché a correr hacia el mar.

Cuando llegamos a este lo primero que pude sentir fue el tacto frío de el agua cristalina sobre mis pies. Reí como un niño alegre.

Me sorprendi cuando senti un tiron en mi brazo, pero mas cuando reaccione y me vi arrastrado hacia el mar, -¡J-Jones!- grite mientras trataba de frenarle inutilmente, -¡N-No tengo la ropa adecuada!- seguí excusandome mientras tironeaba mi brazo para volver con las maletas.

Suspire al verlo parar, pero un escalofrio recorrio por mi espalda al sentir el agua entrar por.. -¡Mis zapatos!- exclame indignado mientras levantaba uno de mis pies para quitarme los ahora mojados mocasines, -¡Son de piel Jones!- me queje enfadado para voltear a verle, gran error.

Me quede callado de imprevisto al verle reir tan alegremente, y con esa sonrisa en su rostro, que no tardo en contagiarseme, -Jo, eres como un niño..- masculle con falsa irritacion mientras volteaba mi rostro escondiendo la sonrisa en el.

El ignorar a Kirkland me había resultado bien, pensé con satisfacción al sentir como su brazo se relajaba en mi agarre aunque casi instantaneamente se soltó de este.

- ¿¡A quien llamas niño, oldman!? -dije de vuelta a modo de defensa apuntandolo con un dedo. ¡Claramente, yo NO era un niñato!.

Después de mi berrinche me tranquilice un poco notando nuevamente el agua en mis pies, cuando mis chanclas se sintieron pesadas decidí quitarmelas dando unas patadas salpicando un poco de agua a mi cuerpo y al de el ojiverde. Miré de sus pies, a su cabeza, aunque ahora me daba la espalda. Me di cuenta de que si tenía razón cuando dijo que no traía la ropa apropiada, ese chaleco le ah deber costado muy caro y si lo empababa se le arruinaría.

Mi risa paso de ser aniñada, a más bien traviesa con una mezcla de un tono un poco diabolico.

- Artie, vamos a nadar -insistí. Me acerqué a el abrazándolo por la espalda, pero mis dedos no se quedaron quietos, se deslizaron hasta llegar al borde del chalequín y lo alzaron hasta que quedara a la altura de la pequeña cabecita rubia. El caso es que le quite el chaleco, que era todo un estorbo.

Me agaché un poco hasta quedar a la altura de las piernas del otro, pase mis brazos por ellas y lo alcé; así cargándolo y como pude, pase mi mano por las de el para tomar sus "zapatos de piel" y los lancé, sin mucha brusquedad, en dirección a las maletas. Después de todo esto, volví al agua con Arthur en brazos; y estando una vez allí, lo bajé.

- ¡Vamos a jugar en el agua! -exclamé alegre haciendo una vez más la aparición de mi risa infantil actuando como si lo que hice fuera lo más natural en el mundo.

Temblé de ira al escucharle hablar, y me golpeé mentalmente por siquiera haber pensado que era lindo, ese aborigen no tenia nada de lindo. ¡¿Oldman?!, ¡ni que fuera tan viejo!

"Veintitrés años no es tanto.." pensé enfadado mientras le daba la espalda, asi que cuando sentí que el idiota chapoteaba agua en mi ropa, le ignore de mala gana.

-Yo me v..- calle de improvisto al sentir las manos del americano abrazarme y su pecho golpear contra mi espalda. Agradecí de sobremanera que estuviera de espaldas, ya que mi rostro se habia coloreado con rapidez.

El momento magico, se arruino cuando senti mi chaleco sobre mi rostro, y finalmente fuera de mi cuerpo, -¡H-Hey..!- chille cuando me senti alzado sobre su hombro y sin mis zapatos, -¡Bajam..! ¡Mis Cosas!- grite al verlo lanzar mis cosas a la arena.

Pataleé con fuerza cuando senti que me dejaba en sus brazos y corria hacia el agua, -¡N-No, No! ¡Porfa..!- empezaba a suplicar cuando me solto en el mar empapando completamente mis pantalones.

-¡Maldita sea Jones!- refunfuñe iracundo ignorando su estupida e irracional peticion, -Ahora por tu culpa estoy empapado..- me queje aproximandome hasta el y aventandolo al agua, -¡Ja, ahora estamos a mano!- reí al verlo empapado de pies a cabeza.

Me quité los lentes arrojándolos a la orilla sin cuidado ni preocupación por si se rompían, caían sobre la suave arena, después de todo. Justo cuando me volví con el pequeño rubio fue cuando me intercepto una gran cantidad de agua en la cara y en el cuerpo, que decir, me mojé de pies a cabeza.

Tallé mis ojos sin mucho éxito ya que estas también estaban bañadas de agua salada, traté de abrir mis ojos aunque tampoco me funciono porque me ardían. Pero, lejos de molestarme, esto me divirtió y me sentí más dichoso cuando el otro empezo a echar risotadas burlándose de mí.

- Pequeño pillo, ya verás -sentencié acercándome a ciegas a el. Estiré mis brazos hasta poder sentirlo y entonces dirigí mis traviesas manos a la cintura del otro, lo rodeé en un abrazo por último antes de alzarlo para darle una vuelta en el aire y tirarlo finalmente contra el agua del mar empapándolo a el también.- Já, ¡un poco de tu propia medicina! -exclamé emocionado soltando el agarre.

Lo ultimo que vi fueron sus brazos estrechandome contra su cuerpo, y luego un gran ¡Splash! resono en el lugar.

Abrí mis ojos y escozieron con rapidez al verme dentro del agua, me empuje nuevamente hacia arriba topandome con la mirada burlona del americano.

-C-Cof.. I-Idiota. o-of- tosí agua molesto, no me habia esperado un contrataque suyo. Me levante lentamente mientras sentía el agua escurrir de mi cuerpo, -Oh demonios..- mire mi camisa blanca de vestir completamente empapada trasluciendo mi piel blanquecina, comenze a desabrocharla con molestia para despues deshacerme de ella, -Tardara en secarse..- murmure molesto mientras fruncia mis labios.

Tres...Dos...Uno...

Caí en cuenta al sentir la mirada americana sobre mí, que me habia desnudado, frente a un extraño. Enrojeci con rapidez mientras me volvia a ocultar en el agua, decidido a ahogarme antes de salir de ahi.

Primero, eché grandes risotadas al ver que mi venganza había resultado exitosamente. Seguí aún cuando mi "rival" se levantó y ni siquiera disimule mi burla... pero después caí en cuenta del que el tipo se estaba desnudando frente a mi. Ensima de todo esto, los colores se me subieron a la cabeza, ¡como si no hubiera visto a un hombre desnudo antes! Sea extraño o no, si lo había visto, pero esta vez era como que... ¿diferente?.

Sacudí la cabeza tratando de alejar mis extrañas suposiciones, pero disimule que lo hacía para secar mi cabello del agua marina. Respiré hondo -también disimuladamente- tratando de volver a la normalidad. Formé mi tipica sonrisa jovial.

- Vamos, no te enojes Artie, aprovechemos que estamos aquí y disfrutemos de la cálidez del mar -extendí mi brazo hacia a el como propuesta a que nos adentraramos más haya donde se levantaban pequeñas olas que seguramente no nos taparían ni ahogarían.

Aguanté la respiracion totalmente necio a la idea de salir de ahí, preferia morir ahogado que de verguenza. Abrí mis ojos lentamente, tratando de acostumbrarme al escozor generado por el agua salada, parpadeé un poco hasta que finalmente me acostumbre.

Alzé mi mirada y pude ver al rubio mover sus labios, probablemente diciendome algo, para despues extender su mano hacia mí. Negué con mi cabeza totalmente terco, mientras me hacia bolita bajo el agua.

Dure unos cuantos segundos más, perdiendo cada vez más el color de mi rostro, hasta que mi boca rehuyo a su encierro y solto todo el aire formando unas cuantas burbujitas que flotaron hasta arriba, mientras que sentia mi garganta llenarse de agua salada.

Salte rapidamente del agua tosiendo con fuerza y encogiendome un poco mientras le daba la espalda al rubio. Respire con fuerza mientras sentía mi garganta arder por toda la sal, definitivamente mi terquedad me iba a matar.

Un escalofrio me recorrio la espalda al caer en cuenta algo..

Habia dejado mi espalda desnuda a la vista de un extraño, palidecí al saber el significado. En mi espalda, justo en cada uno de mis omoplatos, dos pequeñas alas se encontraban marcadas en mi piel, -E-Esto.. ¡Es un tatuaje!- me explique roncamente mientras daba vuelta hacia el americano.

Definitivamente habia cometido un error con que un humano las viera, aunque probablemente creería en mi falsa explicacion, ya que mis alas, gracias a mi poder magico estaban ocultas dejando solamente dos simbolos representativos en mi espalda que bien podrian ser confundidos con un tatuaje.

Por un momento empecé a reírme de la terquedad de aquel pequeño rubiecillo, ¡y luego decía que yo era el niñato! Sin con esas caras ganaba una entrada gratis a la guardería. Estaba completamente divertido de la situación hasta que vi que le faltaba aire, pensé en sacarlo pero al parecer el mismo salió por su cuenta.

Palidecí.

El tipo tenía un par de alas, cada una en un omoplato. Se trataba de un ángel. Uno de esos seres puros y según, bondadosos. Ladeé mi cabeza en un gesto pensativo, creo que lo mejor sería seguirle la corriente.

-Wow, viejo, no sabía que un caballero como tu podría ser tan rebelde –me burlé con una sonrisa ladina Aparentando naturalidad.- ya esta atardeciendo –miré la puesta de sol y en efecto, este se estaba escondiendo abriendo el paso al cielo del crepúsculo.- Ya me cansé, ¿nos sentamos? –hize una ademan con la cabeza para que me siguiera.

Camine a grandes zancadas hasta la orilla y me senté sobre la suave arena. Moví los dedos agradado por la suave sensación de tener arena en mis pies.

“Eres un demonio, nadie está a salvo contigo”

Resonó en mi cabeza aquellas palabras hirientes que me dijo el jefe de investigaciones, el único que se había dado cuenta de lo que yo era. Y lo que yo era no era un ser bondadoso y mucho menos puro; por eso había elegido el oficio de detective, porque sentía que resolviendo casos y salvando gente de asesinos podría llegar a ser un héroe. Pero mi jefe tenía razón, ya una familia pereció por mi culpa y no pude salvarlos, eso era lo que me carcomía día a día. Aun así quería negar mi existencia, negar lo que soy: Un demonio.

Fruncí el ceño al escucharle nuevamente llamarme viejo, -No soy viejo, tu eres un bebe, esa es la diferencia- refunfuñe por lo bajo para despues asentir ante su propuesta.

Le seguí tratando de mantener su paso, pero facilmente fui dejado atrás, mis pequeñas extensiones no hacian si quiera revancha a las grandes piernas del niño.

Finalmente pude salir del agua, y sin dudar, me tire en la arena, dejando mi espalda al aire, -Deberiamos ir..- me acalle cuando le vi con una expresion tan seria, y de alguna forma, oscura.

Lentamente me levante, para despues voltear y quedarme sentado como el, -Hey.. ¿Estas bien?- pregunte preocupado y confuso, ¿Que le habia hecho cambiar tan rapido de humor?

Agaché mi cabeza escondiendo la mirada con mi flequillo rubio. Toda una familia está muerta, y todo por mi culpa, porque yo no pude descifrar el plan del asesino, porque no lo hice a tiempo, porque soy un demonio. Hice una mueca de dolor al recordar que ellos eran las únicas personas que sabían lo que yo era y aún así me aceptaron tratándome como a un igual, como un humano –lo que más anhelaba ser en este mundo- . En cambio, habían pagado el precio de descubrir mi existencia con sus vidas. Es la primera vez que me sentí débil en toda mi corta existencia, ya que no era uno de esos demonios que tienen muchos años y son sabios y poderosos.

Lo que me trajo de vuelta a la realidad fue la vocecita del ángel que se encontraba a mi lado. Mis ojos recuperaron el brillo que habían perdido por unos instantes y volví mi mirada hacia las orbes verdes del rubiecito.

-Si, si, solo que creo que me entro mucha agua salada a la nariz –sonreí algo nervioso.

Aquel chico probablemente también estaría en peligro conmigo y con mayor razón ya que él es un ángel. Lo mejor sería alejarlo de mi, aunque algo me decía que no lo hiciera, que me quedara con él y lo conociera más… pero no podía permitirme que otra persona pagara por mis actos; eso no era de héroes.- Creo que tal vez deberíamos ir al hotel… -sugerí aunque sin estar convencido de esto. No quería separarme de él y lo peor de todo es que no sabía porque ese chico causaba esas sensaciones en mi, ¿acaso con todos los ángeles es lo mismo?.

Aprete mis labios al escucharle, por alguna razon no le creía, pero no era nadie para reclamarle. Apenas nos conociamos, ¿Verdad?

Asentí dudoso ante su propuesta mientras apretaba la camisa blanca en mi pecho. Me levante del suelo y camine nuevamente hacia las maletas, para despues buscar entre la mia, alguna prenda seca que usar.

-Esto sera suficiente- murmure al encontrar otra camisa de vestir color verde, tomando del suelo mi chaleco tambien. Aprovechando que estaba de espaldas al americano me cambie con rapidez, quitandome tambien las calcetas ahora mojadas y volviendome a poner mis mocasines, -Tendrás que pagar la lavanderia, Jones- me gire hacia el, mostrandole mis prendas mojadas, el pantalon aun lo traía puesto, pero al menos no se veia empapado por el color verde oscuro del que era.

Borré todo pensamiento pesimista que estuviera alojado en mi mente; ahora me dedique a tener mis cinco –o más- sentidos alertas en aquel pequeñín gruñón. Me hizo gracia cuando lo vi mostrarme sus ropas mojadas como lo haría un niño pequeño mostrándole a su madre sus manos embarradas en lodo.

-Bien, Kirkland –asentí ante su sentencia de hacerme pagar todo lo que fuera a la lavandería- entonces quítate los pantalones –apunte a estos que estaban completamente empapados. Mi expresión no era nada más y nada menos que la de una persona que dijera algo que fuera demasiado natural.

Al no ver movimiento alguno por parte del otro, decidí que tal vez era mejor que lo haga yo. No iba a esperar una eternidad a que se los quitará el mismo; ya quería llegar al hotel y dejar limpio el asunto con este angelito. Me estaba obligando a alejarme de él y su presencia para siempre; eh vivido ya muchos años en soledad, creo que podré seguir haciéndolo. Aún en contra de mi voluntad.

Me acerqué al rubio y tomé la hebilla de su cinturón, desabrochándola. Y mientras hacía esto me dedique a mirar las expresiones hechas por mi acompañante. Sonreí un poco al ver lo divertidas que eran.

Me sonroje de pies a cabeza cuando escuche su propuesta, ¿Acaso habia pedido que me quitara el pantalon?

Bueno, no tenia nada de malo, ambos somos hombres y... ¡¿Que demonios estoy diciendo?!

Como caballero era obvio que no iba a aceptar una petición tan descarada e inmoral, pero claramente ese estadounidense liberal no parecia entenderlo, asi que simplemente me iba a negar a su peticion y... ¿Eh? ¡¿Eh?!

-¡¿EH?!- chille al verle desabrochar mi cinturon, ¿Cuando había llegado ahi?, -¡D-Deja ahí pervertido!- grite sonrojandome mientras retrocedia rapida y descuidadamente, provocando que chocara contra mi propia maleta, y finalmente, que cayera al suelo, -..A-Au..- solte ya una vez en la arena, mientras suspiraba pesadamente, definitivamente ese no era mi dia.