Caminando..

Había salido de mi habitación luego de casi todo el día escribiendo, para distenderme un poco y, quien sabe, quizas inspirarme de nuevo para seguir aquella novela que jamás podría terminar. Mi andar era elegante, con la mirada seria y tranquila, una mano al bolsilla y la otra tomando el pomo de mi arma, mi inseparable compañera.
Alsñi vi a aquella muchacha recargada en la pared, visiblemente fastidiada, quizas necesitara algo, estuviera perdida, cualqueira era excusa para hablarle con aquella seriedad y elegancia que me caracterizaba.

- Buenas noches señorita... - Le dije acercandome - ¿Ocurre algo? ¿Puedo ayudarle?

Mantuve mi mirada seria, pero se denotaba cierta dulsura en la misma, mientras hacía una leve reverencia, sumamente cortes y respetuoso como siempre.

- Bueno, es una alegria saberlo soy Sigma Le gure - hablaba serio pero amable y elegante - ¿Puedo saber su nombre damicela? Y si esta cansada ¿Me daria el honor de acompañarle y guiarle?

Dicho eso le di una leve y poco durarera sonrisa, para luego mirar sus ojos fijo, com oestudiandole y buscando algo dentro suto, como solía hacer, quizas para ver que tan verdad era el dicho "los ojos son la ventana del alma" al tiempo que esperaba su respuesta.

Esuche sus respuestas y negue ante su última pregutna, siempre con mi semblante serio, pero ahora mi mirada era mucho más tranquila y dulce, como si ella hubiera pasado una prueba imaginaria.

- A ningun lado en especial, señorita Sora, solo salía para inspirarme un poco - - sonrei de nuevo muy breve - ¿Hace mucho llego aqui? No la eh visto antes, si es así, sea bienvenida al hotel, le ayudare en lo que pueda.

Lo ultimo reverenciando de nuevo, siempre elegante y respetuoso, sin soltar el pomo de mi espada, con miles de pensares en mi mente sobre aquella muchacha y la situación en la que la conocí.

Suspiré sumamente tranquilo e hice un ademan de mano con respeto, como indicandole que me siguiera.

- Si es así, mejor sera tenga un guia por el hotel, ¿No le parece? Yo hace ya un tiempo estoy aqui, quizas peuda serle de ayuda.

Era ya algo constante en mi ser amable y atento, siempre buscando ayudar a quien lo necesite aunque mi expresión seria y fria no muestre aquel corazón amable que tenía, el pasado realmente puede destrozar a las personas mas no cambiarlas del todo.

Sonrei levemente y asenti con suavidad, comenzando a caminar indicandole que me siguiera, sin soltar mi espada y con un cierto interes en la muchacha, mientras cada tanto, con mi mano libre, señalaba y explicaba las habitación, que eran, o al menos, las que sabia.

- Digame, señorita Soria - hable tranquilo mientras caminaba - ¿A qué se dedica? Por sus expresiones y hermosura podría decir que es algo grande.

Decia eso mirandole con expresión dulce y algo seductora, aunque esto último no fuera con intención alguna, solo era habitual en mi luego de alagar a alguna mujer, digamos que era automatico.

Suspiré suavemente y le diriguí una tranquila sonrisa cuando respondió, para luego volver a mi seriedad y, con mi vista hacía el frente, respondí su pregutna con voz elegante y tranquila.

- Soy escritor y viajero - Mientras caminaba y apretaba el pomo de mi espada - Así que actriz... ¿Y qué papeles suele hacer? Me parece interesante aunque no me daría el valor para actuar.

Lo último fue con una leve risa, momentanea, mientras doblaba en una curba, diriguiendome casi sin pensarlo a mi habitación, esperando la respuesta de mi dulce compañía.

Observe con tranquilidad a la muchacha para luego volver mi vista al frente, aun caminando, escuchando sus palabras con mucho respeto, mientras pensaba en su pregunta, sincero, nunca me había propuesto un estilo.

- No tengo estilo, solo escribo lo que me viene a la cabeza - Sonrei un poco - Podriamos decir que tira más a lo fantastico damicela.

Me freno y le observo con mucha calma y respeto para preguntar con tranquilidad.

- ¿A donde se diriguia?

Le miré unos segundos y luego negue con la cabeza, yo guiandola por el hotel sin siquiera saber a donde se diriguía realmente estaba muy despistado últimamente, pero no era tan malo.

- Bueno entocnes - Le diriguí una dulce sonrisa - ¿Quiere acompañarme a tomar algo? ¿O pasear fuera del hotel? Usted decide.

Aun con aquella sonrisa, siempre tranquila y dulce. Quizas no sonria mucho, pero era bastante atento y quería que aquella dama se sintiera muy a gusto.

me quede un tiempo pensativo, para luego vovler a mirarle a los ojos con suma calma y ternura, extendiendo mi mano a ella en señal de que la toamra y, como era costubre, hablando suave y elegante.

- ¿Qué tal si vamos al restaurante? Yo invito damicela - decia eso sonriente - Quizas asi nos conoscamos mejor.

Dicho eso espere su respuesta, muy tranquilo, mirandoel a los ojos con respeto como era costumbre en mi.