Pereza: Mi pecado capital

Había llegado esta mañana al hotel, era un buen lugar para relajarse y tomar inspiración para nuevos proyectos pero el día era soleado y apacible y mucha gente aprovechaba para relajarse en los jardines y piscinas del recinto y es que hasta allí había bajado yo turbándome en el jardín bajo la sombra de una sombrilla, me tumbaba de una forma un tanto peculiar, tal y como se tumbaría un felino recostada sobre mis caderas apoyando las manos como si fuese a modo de "patas delanteras" hasta que en ese momento una llamada al teléfono celular me desveló de mi plácido reposo.

-Roar... ¿si? -Respondí al teléfono.

-¡¡Rika espero que estés trabajando en el próximo número de tu manga!! ¡¡Tenemos el tiempo justo y quedaste de entregarlo la semana pasada!! ¡¡Tienes que entregarlo porque sino...!! -Decía la voz al otro lado del teléfono.

-Mmm... creo que se corta... -Decía separando el teléfono de la oreja.

-¡¡Rika!! ¡¡Espera!! ¡¡No me hagas lo siempre!! -Exclamó la voz.

"Clic" Finalmente colgué y apagué el teléfono, estaba demasiado a gusto como para perturbar mi reposo así que me quedé ahí observando a la gente que se bañaba en la piscina o que reposaba sobre los jardines como yo, por lo menos esperaba reposar hasta que fuese la hora del almuerzo.

Era un día soleado, luego de pasar casi toda la noche y parte de la mañana encerrado escribiendo lo mejor sería salir y relajarme un momento almenos. Varios lugares había para visitar, ir hacía la piscina del hotel fue simple azar, no esperaba encuentro alguno.
Así, con la mirada seria pero amable de siempre caminaba por aquel lugar, buscando un buen lugar donde sentarme y relajarme, observando a las personas que allí estaban y notando a una que tenía uan forma de reposar "especial".

- Mm... Que raro - Dije a mi mismo, acercandome a ella, hasta llegar a su lado, dodne pase a saludarle con amabilidad - Buenos días... ¿Le molesta si le acompaño? Soy Sigma Le gure un placer - Lo último lo hice reverenciando amablemente.

No entendia por que justo me acerque a aquella mujer, posiblemente me surgio curiosidad por su pose, o simplemente deseaba estar acompañado al menos un rato.

Levanté la mirada para ver a mi nuevo interlocutor, mis ojos estaban entrecerrados como si estuviera medio dormida o a punto de dormirme pero al momento ya los abrí completamente para sonreír mostrando mi rostro siempre aparentemente inocente.

-Claro que no, adelante, esta es la mejor sombrilla del lugar para recostarse en un buen lugar a la sombra. -Le dije.

Me erguí un poco situándome en una pose un poco mas "humana", al menos por cortesía seguramente no le agradaría que mostrara mi lado más felino.

-Rika. -Me presenté. -Yo soy Rika Sena, si te gustan los mangas shojo quizás hayas escuchado de mí. -Decía no sin orgullo.

Me sente a su lado con una leve y casi inexistente sonrisa, escuchando su nombre un pensamiento curzo mi mente ¿Acaso era ella? Rika, aquel nombre era conocido en varios lugar que visite, mas no había pensado que pudiera conocerla, era un honor.

- Si, le conosco... Es muy famosa por el mundo, en muchos lugares me han hablado de usted - Mi sonrisa desaparecio, pero no mi expresión amable - Es un honor por fin conocerla señorita.

Dich oeso tome su mano y bese la misma con respeto, soltandole y volviendo a observar la pisina, con una calma especial, posando mi mano en el pomo de mi arma, como siempre, tal cual cabala fuera.

- Supongo que vino a relajarse y buscar inspriación como yo... ¿Verdad? - Volvi a pregutnar con elegancia.

Por unos segundos su expresión fue de sorpresa pero después una dulce y cálida sonrisa se asomo sobre su rostro.

-¡Oh vaya! Realmente no pensé que me fuera a reconocer, mi público es mayormente femenino pero me alegra saber que también hay chicos con buen gusto.

Mi mirada se dirigió descaradamente hacia la mano que posó sobre algún objeto como si quisiera decir "¿Que es eso?" pero opté por no preguntar.

-Así es, en la editorial consideraron que me vendría bien alojarme aquí para buscar inspiración y a parte para tener todo tipo de comodidades. Jum... a veces pienso que me toman por una vaga... -Decía como si tuviera que sentirme ofendida cuando en realidad era una completa vaga.

Sin mirarle otra sonrisa asomo mis labios, mientras acarisiaba el pom ode mi arma, para luego, serio, observarle y hablar de manera algo más dulce y elegante que antes. dejando mi espada en paz, para correrme un poco el cabello de mi ojo.

- Ya veo... Bueno, yo busco una editorial, en todos lados escribo y vendo para independientes, siendo más anonimo que otra cosa - Suspire leve - Y quizas la tomen como vaga, pero su talento es inegable.

Dich oeso volvi a mirar a la piscina, con aquella leve sonrisa que duro apenas segundos, buenos recuerdos me vinieron a la mente, pero no era de sonreir por tanto tiempo, aquella espada, la cual volvi a toamr, certificaba el por que de mi seriedad.

- Pero bueno, Espero disfrute su estancia - Le observe dulce - Si desea ayuda, yo se la proporsionare.

-Es una lástima que en mi editorial solo se dediquen a publicar mangas... de todas formas no te preocupes, seguro que pronto encontrarás alguna editorial que sepa valorar tu trabajo. -Dije tratando de animarlo.

Una leve brisa que ayudaba a apaciguar el calor se avivó durante escasos segundos los cuales aproveché para estirarme un poco y que el aire refrescante rozara la mayor parte de mi cuerpo.

-Todavía llegué esta mañana al hotel donde permaneceré por tiempo indefinido pero si necesito tu ayuda no dudaré en acudir a ti, tú eres la primera persona que conozco desde que llegué así que no creo que sea fácil olvidarte.

Le observe con calma, y asenti a lo dicho por ella, para luego volver a mirar al cielo, con aires melancolicos y algo tristes, mas aquella tranquilidad que emanaba seguia intacta.

- Le agradesco sus palabras... Yo no se cuanto tiempo estare, pero en lo que me quede tratare de que se sienta lo más comoda posible - Le mire sonriendo esta vez más animado - Veo que tiene calor, ¿Desea beber algo?

Cada palabra la desia sumamente tranquilo y elegante, con aquella tierna sonrisa que pocas personas vieron y pocas veran, sintiendo que podía pasarla bien con aquella muchacha, a pesar de mi pasado, y que podría pasar el rato de relajación que tanto necesito.

-Si, es un día caluroso hoy... quizás debería de andar algún empleado del hotel por aquí cerca que pueda servirnos... -Decía buscando con la mirada a pesar de que no conocía a ninguno todavía. -En realidad no sé quienes son empleados y quienes son huéspedes... -Añadí.

Apoyé el dedo índice sobre mis labios y sonreí como si fuese una niña pequeña.

-Quizás me apetezca un helado de cucurucho con dos bolas de vainilla y fresa pero tampoco quisiera abusar de tu buena voluntad, quizás podamos esperar a que venga alguien a servirnos. -Decía poco esperanzada de que algún empleado se acercara.

Le observo u nsegundo y luego me levanto sin decir palabra alguna, dando un paso hacía adelenta, para mirarle con una sonrisa leve en mi rostro y asentir con tranquilidad, hablando dulce.

- Yo le invito, este tranquila, no esta muy lejos, no tengo problema en ir a buscar su pedido - Dicho eso di una leve reverencia - Espereme aquí.

Con aquellas palabras le di la espalda y me diriguí a una zona cercana a la piscina, donde algunos empelados estaban, indicandoles mi pedido el cual fue acatado con bastante velocidad. Ahí quede, esperando el pedido, pensativo, observando a la nada hasta que me fue entregado, agradecí tranquilo y lleve dichoso helado a mi compañera.

- Tenga Damicela, bon apetit - Dije dejandoselo cerca para sentarme luego.

-¿De verdad irás tú? ¡Muchas gracias!

Le agradecí mientras observaba como se dirigía hacia el puesto de helados quedando así sola.

-Oh... que mono... si ya los huéspedes son así de hospitalarios ya no me quiero ni imaginar como serán los empleados que según tengo entendido son muy dóciles y sumisos... -Decía pensando en voz alta como hablando sola.

Tan pronto lo vi acercarse con mi pedido tomé asiento tal y como se sientan los humanos, tomando el cucurucho en la mano no pude evitar la tentación de olfatearlo minuciosamente.

-¡Sugoi! ¡Tiene que estar riquísimo! -Exclamé emocionada mientras comenzaba a darle suaves lametones sacando la lengua para fuera una y otra vez saboreando las dos bolas de helado.

Le miré comer el helado y no pude evitar un sonrojo, no me había fijado que era batante hermosa y su cuerpo era bastante voluminoso, pero negue aquellos pensamientos moviendo un poco mi cabeza.

- Disfrutalo - Dije amable, recostandome en el suelo, quitando la espada de mi cinturon para estar mas comodo - Si quieres algo más solo pidelo.

Cerré luego mis ojos, pensativo , mientras tarareaba una canción tranquila y melancolica a la vez, pensando en que escribiré cuando regrese a mi habitación, metiendome en mi mundo solo atento a mis pensamientos, como perdido en una dimensión distinta.

-Claro que lo disfruto está muy bueno. -Decía feliz como una niña con un caramelo. -Aunque con esto tengo suficiente, ya no debería comer estas cosas antes de almorzar. -Decía pensando que pronto sería la hora del almuerzo.

Me fijé en la espada una vez más, las dudas volvían a asaltarme sobre todo para que un novelista querría llevar una espada consigo encima.

-Mmm... ¿Que es? -Pregunté curiosa apuntando con la mirada hacia la espada.

Hacia bastante calor y con los suaves lametones que le daba al enorme helado no podía evitar que se fuera deshaciendo y comenzara a gotear helado de vainilla sobre mis pechos que tal y como se corría parecía como un símil a cierta sustancia relacionada con el sexo masculino.

Le miré para responder y, al notar como el helado pasaba por sus pechos, cierta exitación yverguenza tomaron mi cuerpo, pero mi amabilidad y elegancia me evitaron que se note tanto, así que respondí con calma su pregunta, tomando mi espada y mostrandosela.

- Es la espada que tantas veces me a salvado la vida en la guerra... - Mire al cielo - Fuí soldado antes de escritor, por eso tengo esto para protección y para inspirarme.

Luego de eso cerre mis ojos, estremesiendome un poco, para luego abrir mis ojos y mirar con expresión triste al cielo, olvidando un poco que ella estaba tan sensual, pero, amablemente, indicandole lo que pasaba.

- Se esta chorreando el helado.

-Uh... tiene que ser horrible ser soldado... Yo odio las guerras, bueno en realidad no creo que haya nadie que le gusten... tuvo que ser muy duro para ti... -Decía compadeciéndome.

Observé lo que me indicaba y es que el helado de vainilla no dejaba de derretirse.

-¡Ostras! -Exclamé. -Hay que ver como me estoy poniendo, ya decía yo que sentía un pequeño cosquilleo pero como el helado al entrar en contacto con la piel ya se siente caliente no me daba cuenta. Será mejor que me apresure a comer el helado.

Continué lamiendo el helado pero como la bola de fresa estaba encima de la bola de vainilla me centraba en tomar tan solo la de fresa mientras la de vainilla no dejaba de derretirse comenzando a embadurnarme completamente la mano con la que sujetaba el helado del dichoso helado de vainilla mientras las gotas no dejaban de llenar mis pechos de aquella "leche".

Le observe un poco mientras oia sus palabras, notando com oal vainilla caia a sus pechos, lo cual me exito un poco, notandose en mi cuerpo, pero trate de ocultarlo lo mejor posible, manteniendo m itemple tranquilo y elegante.

- Es algo que jamás repetiria, por eso viajo - Cerre mis ojos para dejar de ver sus grandes pechos llenandose de vainilla, haciendolos aun más sensuales - Y tambien por eso escribo.

Dicho eso, mire de nuevo a la nada, abriendo mis ojos y sonriendo levemente, hablando de manera elegante com osiempre, pero en un tono algo mas... ¿Sensual? No, sol oera mas dulce.

- ¿Sabe? Me alegra conocer a una chcia tan hermosa y comprensiva - Le sonreí.

Lo normal cuando un helado se derrite es tratar de lamer con fuerza las partes que se deshacen o comenzar a morderlo para que no se continúe deshaciendo pero yo continuaba lamiendo suavemente la bola de helado de fresa y es que debido a mi naturaleza felina aquella era mi forma de tomar los helados.

-Nunca es tarde para cambiar de vida y me alegro que hayas cambiado, yo pienso que las guerras solo envilecen a las personas. -Decía algo mas seria.

Tras eso su rostro se volvió alegre como de costumbre.

-No es nada, para mi es un placer gozar de tu compañía, pensé que mi estancia en el hotel durante los primeros días sería mas aburrida pero gracias a ti al menos no estoy sola. -Decía sonriendo alegre con los ojos cerrados.

Observó la bola de helado de fresa casi como un reto, ahora después de unos cuantos lametones ya iba siendo mas pequeña así que abrí la boca y la introduje entera comenzando a chuparla dentro de mi boca hasta terminar de devorarla.

Al oir sus palabras le miré y verla en esa situación fue demaciado, mi extiación era evidente, pero mi forma de ser me mantenia tranquilo, aunque no se reflejara en mi cuerpo, ensima, recostado se notaba mucho más, pero la verdad, poco me importaba.

- Parece que disfruta el helado señorita Rika - Sonreí sereno - Cada vez hace más calor... Pero quizas sería mejor ir a otro lado, ¿qué le parece?

Su compañia era muy buena, pero aquel lugar no era lo más relajante, al menos para mi, además, quería recorrer más del lguar, había varias pertes que no había visitado de aquel hotel ¿Y qué mejro que hacerlo con alguien como ella? Aunque parte de mi quisiera más de ella que solo una amena platica.

-Si, claro que lo disfruto aunque me he puesto pingando de helado. -Decía bajando la mirada para mis pechos. -Yo a parte de la recepción del hotel y de esta zona de jardines y piscinas no he visto nada todavía, ni si quiera he visto mi suite así que tampoco sé muy bien a donde ir, si te apetece mostrarme algún lugar podemos ir pero sería mejor que me limpie un poco primero.

Apuré a terminar el helado del que apenas pude disfrutar de la vainilla puesto que la mayor parte se había derretido sobre mi mano y mis pechos.

-Voy a lavarme un poco a aquellas duchas de allí, seguro que aunque me moje secaré enseguida, espérame aquí.

Fuí corriendo de una manera muy cursi hacia las cuchas moviendo la cola alegremente, una vez allí no me mojé el cuerpo completo sino que dejé que el agua cayera sobre mis pechos para limpiar el helado derretido que tenía encima, así solo mojaba el cuerpo de los pechos para abajo y no tendría que esperar a que me secara el pelo por si íbamos a alguna parte del hotel donde no se pudiera entrar empapada.
Después de terminar el remojón volví a junto Sigma.

-Ya estoy lista, con este calor seguro que seco antes de abandonar este jardín.

Esta vez no tenía helado sobre mis pechos pero al estar el biquini mojado marcaba y transparentaba más los pezones y mi parte íntima, por suerte para mí seguramente con este calor en menos de cinco minutos ya estaría seca.

Le observo con calma, levantandoem con cuidado mientras, con un sonrojo muy grande, asiento a todo lo que dice, viendole irse de esa manera, dejandome algo sorprendido, para luego cerrar mis ojos, quedandome pensativo, bajando un poco mi calor a base de buscar otros temas que n otengan que ver con su cuerpo.

- Cada persona me encuentro... - Suspire calmo - Ahora ¿Donde?

Ella regreso, mojada, denotandose sus pezones y parte intima, devolviendome aquel calor que sentía antes, el cual disimule mirando a otro lado, con un sonrojo poco normal en mi, controlando mi impulso detoamrle entre mis brazos.

- ¿Dodne le gustaría ir? - Pregunté con tranquilidad - ¿Le parecé la playa? Ya que esta vestida para eso y es un lguar que no eh visitado de este hermoso espacio. Pero es su decición mi damicela.

-Las playas las he visto desde el coche cuando venía hacia el hotel, tenían el agua muy limpia y cristalina y la verdad siempre he preferido las playas por encima de las piscinas, por mi de acuerdo. -Asiento.

El olor del mar mezclado con el olor de la arena y de la crema de protección solar siempre me había gustado y además no hay nada mejor que darse un baño en el mar, eso es algo que ninguna piscina puede igualar.

-¿Tendremos que llevar toallas y sombrilla o habrá allí de alquiler? No sé si entre todo mi equipaje sería capaz de encontrar algo. -Decía bajando levemente las orejas.

Seguramente mi equipaje estaría ordenado de una forma caótica y ya me mataba la pereza de solo pensar de tener que buscar algo en ese caos.

Le observe un momento, pensativo ante su nueva cuestión y luego mire hacia el frente, aun pensativo. Si bien jamás había do a las playas de este hotel era de suponerse que ciertas cosas estuvieran en alquiler para gente que, como yo, no puede ir con las cosas de playa de un lado a otro.

- Supongo que alquilaremos algo alla Rika - Le dije seguro y amable - En todo caso, lo pagaré yo así no te haces problema.

Dicho eso le regalé una leve sonrisa y, haciendo señas de que me siguiera, comencé a caminar hacía la playa, con una extraña sensación de bienestar y calma, tarareando aquella melancolica canción de antes,cada tanto mirandole de reojo, sin poder dejar de notar sus exuberantes curvas.

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