Creo que.. Trabajando.

La tarde había sido enteramente tranquila, era sumamente extraño darme cuenta de que me gustaba el día y que no tenía tantas ancias de matar a los demás como usualmente acostumbraba. Recordé viendo mi reloj, que ya era casi la hora de encontrarme con mi nuevo botones en el bar. Me puse una ropa poco formal, una camisa negra algo pegada y un pantalón gris con algunas cadenas, y sin faltar, mis botas negras.

Llegué al bar y le heché un ojo a los alrededores bucando aquel muchachito orgulloso de cabello azul que era tan divertido de sonrojar. Me di cuenta, un momento mientras pensaba en qué tipo de licor pedir le divisé en un rincón apartado sentado en un sofá de imitación de cuero negro, de esos que crujen cuando recuestas a quien posees en él.

-Parece que has llegado más temprano que yo- le dije apareciéndole por detrás mientras susurraba en su oído -Mi querido Yuki- terminé besando su mejilla.

Le solté conociendo su cariñosa forma de decir "déjame en paz" y me senté frente a él esperando que dijera algo.

-Pensaba que querrías escapar de mi... no te había visto cuando llegué- le sonreí ladinamente -Pero... jaja... ¿Como ignorar ese trajecito que te hace ver tan lindo?- terminé retadoramente

-No tienes que sentirte cohibido- sonreí ladinamente -Tienes mi permiso de cambiarte de ropa si es lo que quieres... sin embargo... me paree que ese traje es más fácil de quitar- terminé con un tono atractivo.

Me senté de piernas cruzadas viéndole como se reprimía de decir lo que quería, aunque desconocido para mi, era interesante. Entonces sentí un innsaciable apetito por un vodka, "no estaría mal" pensé imaginandome al chico trayendome la bebida con esa faldita corta diciendo "Aquí tiene Aldred-sama"... Aldred-sama... amo... que bien sonaba.

De un momento a otro me acerqué a él y le senté sobre mis piernas haciéndole sentir escalofríos mientras pasaba mis manos por su pecho y sus caderas.

-Tienes una piel bastante tersa... pareces un niño...- dije susurrándole en el oído -Tus reacciones aún con tu orgullo son inoscentes...- le mordí el lóbulo derecho -¿Debo acaso suponer que...- me detuve postrando mis labios en su cuello -Eres virgen?

-Jajaja- reí en un tono de superioridad al ver sus acciones -No tienes que ponerte así, después de todo... Es común que quien es tu amo sepa si estas "sin usar"- sonreí al final engreído pero en un todo de amabilidad.

Me gustaba, de cierta forma macabra, ver como aquel chico de cabellos azules igualados al mar que yo no podía tocar, se tornaba en aquella actitud orgullosa, como si tratara de parecer fuerte.

Le sonreí ligeramente y pedí a un camarero un Vodka sin nada, fuerte y con mucho hielo, también pedí un helado de tamaño... por decirlo... XL para Yuki.

-Mas te vale que tengas hambre... después de esto te llevaré a cenar- le insinué con un guiño -Luego... luego te llevaré a mi habitación- terminé en un tono pervertido y lujurioso mirándole pícaramente esperando alguna de sus actitudes

El helado y el Vodka perfectamente preparado llegaron al poco tiempo de haberme jactado de que el pequeño habíase quedado sobre mi, le eché un sorbo, delicioso, ci su cara de entusiasmo a pesar de lo quejumbroso que estaba, de un momento a otro, evitando que se llevase una cucharada a la boca el tomé por los hombros tirándolo acostado a mi lado sin quitar sus piernas de mi recogido por mi brazo derecho, con el izquierdo le dibuje los labios con un pequeño hilito de vodka besando finalmente aquellos labios virgenes. Poco después me atreví a meter mi lengua intrusa en su boca mientras lo sostenía cerca de mi para "encenderlo".

-no sabes nada mal- sonreí ladinamente mientras le acariciaba el pecho -Luego te tengo que presentar a mi otro botones... seguro...- me interrumí besandole la comisura de los labios -se llevarán muy bien- susurré en su cuello

Me encantaba y en verdad divertía disfrutar de aquellas actitudes retadoras, me llamaban a poseerlo aún obteniendo una negación, el ahora era mío y le gustase o no, debía aceptarlo.

-La verad... si te gusta o no, irás conmigo a cenar... y luego... bueno... debes imaginar lo que...- terminé poniendo mis labios sobre su cuello -te espera cuando lleguemos a casa

Aunque las actitudes de aquel jovencito eran invintantes él tenía toda la razón, Ayase era muy especial para mi mismo, no podría herirlo de ninguna manera o jamás me lo perdonaría, además, este chico era totalmente diferente a Ayase... pero me atraía. Le dejé y me coloqué a su lado algo avergonzado de mi mismo, pocas veces había sentido tales verguneas, es mas, lo que era un 100% de su vida un 0,5 de ocaciones.

-Creo que tienes algo de razón- le aporté dándole vueltas al vodka con el dedo -Sin embargo, quiero que... tú y Ayase lleguen a llevarse bien...- confesé sacando una foto del susodicho de mi aparentemente costosa cartera -Es él... Ayase Yukiya... él tiene totalmente prohib...- me interrumpí a mi mismo con un respiro.

Ayase:

La verdad no quería que Yuki supiera mis verdaderos, malévolos y egosístas planes para con él, planes maquiavélicos que se habían hecho pedazos con esas mejillas sonrojadas, le acaricié la mejilla con una de mis sonrrisas más sinceras y le pedí que terminara su helado.

-Le llamaré, para que comamos los tres juntos... y puedas conocerlo- le dije sobando su cabello.

Tomé sin revuelo el teléfono y llamé a Ayase para que se pasara por el restaurantey verlo allí para darle una sorpresa... ¿Sorpresa? ¿Presentarle a un amigo a alguien es... una sorpresa? Terminé mi bebida y bajé la mirada algo sorniente dándome cuenda de como tan extraño chico disfrutaba tan infantilmente un dulce. Cerré mi puño dejando afuera el pulgar para tomar de la comisura de sus labios un pequeño manchón de helado y luego lamerlo pícaramente.

-Eres un muchachito bastante orgulloso... sin embargo... pareces.. a pesar de todo un niño pequeño- reí burlonamente mientras le revolvía suavemente el cabello -Ayase ya sabe donde debemos encontrarnos... se oía bastate contento así que termina rápidamente ese helado- le dije al final con una sonrisa engreída y un tono divagante entre órden y sugerencia.

Pedí otro vaso de Ron y me di un vistazo a los alrededores del bar, era bastante llamativo, y alguno que otro de sus muebles se daban paso en mi cochina mente para ideas pervertidas y sensuales al estar con dos muchachitos tan lindos.

Veía como disfrutaba aquel postre, me daba hasta risa saber cuan niño podría llegar a ser, a pesar del orgulloq ue exudaba y todo lo demás.

-Ayase llegará pronto, así que come el helado.. iré pidiendo la cuenta en la barra cuando llegue deberás habertelo comido todo ¿Entendido?- dije agarrando un poco de helado con mi dedo índice y dejandolo en la naríz de Yuki.

Me levanté y me dirigí a la barra en lo que le veía comer y la aparente rabia que hubiese agarrado conmigo si no me hubiese ido.

-La cuenta de la mesa 6 y...
Susurré en ese momento al oído del cantinero del cual yo tenía hace bastante tiempo algúno que otro contacto, le llevé al bolsillo de la chaqueta un pedido en un papel enrojecido y pagué l que debía pagar para volver.

-¿Aún no terminas? esta delicioso- dije notando que aún tenía algo de helado en la naríz

Reí ante el comentario de Yuki, la verdad, ni siendo humano sentí algun amor o apresiación por los dulces o algo parecido, le quité la cucharilla a Yuki y tomé d elas sobras que encontré en el tazón que era creo que más grande que mi cara y lo probé. -asqueroso-

-Bueno, mejor ya vámonos, dentro de poco Ayase nos verá en el restaurante, o mejor, pasaremos por el en la limosina- dije con un incómodo ego

Me levanté y pagué al cuanta al final de mi último trago y nos fuimos en fin a buscar al rubio en la enorme máquina de andar.

-Cuando conozcas a Ayase te encantará, es un muchachito bastante adorable- sonreí imaginandome ciertas escenas con ambos ukes que no dejarían dormir a una persona normal -Quiero pedirte un favor Yuki..- continué ya poniéndome serio viendo por la ventana -Quiero que seas un muy buen amigo suyo ¿De acuerdo? Ayúdalo, aconséjalo, y... no le dejes solo...

Sentando a un lado de la ventana observando el camino, exactamente no sabia en que parte me llevaria aquel chi... No es chico, es un demonio y pervertido, para entender mejor el perfil que tenia sobre él. Corriendo una leve gota por mi sien, por tan "tiernos" pensamientos que recorrian mi mente. Dirigiendo la mirada hasta mi "amo", escuchando todas aquellas palabras. De lo que me di cuenta enseguida, es que hablaba mucho de aquel chico, que parece que amaba tanto. O eso es lo único que entendia mi mente por todo lo que me pedia, además. Un leve golpeteo se hizo dentro de mi pecho, retirando la mirada del chico, volteando nuevamente hasta la ventana observando el recorrido con el ceño fruncido, no podia comprender que sentimiento tenia hacia él, pero, queria descubrirlo. Suspirando unas leves pero claras palabras.

Lo ayudaré en lo que me pida, lo aconsejaré cuando vea la oportunidad de hacerlo y, lo tratare como un hermano, para que no este solo. Además, es un trabajo que tu me ordenas. Y lo debo cumplir.

Revolví sus cabellos ante aqueya actitud y le recosté de mi pecho atrayéndolo con mi brazo derecho abrazándolo después, era tan... tan extraño... que llegaba a ser arayente la forma tan repelente en que me trataba, pero tan discreta en la que me llamaba.

Bajé la mirada un poco y besé su frente dejándole para seguir mirándo por la ventana, esperando poder llegar a casa y dormir junto con ese par de niños tan hermosos y tan diferentes, no solo física sino en esa personalidad tan disjunta que ambos tenían.

-De verdad... lo espero...- murmuré cerrando los ojos sonriendo tan serenamente aún con Yuki en mis brazos

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