Observando con que amabalidad me trataba el mayor, ignorando el hecho de que mis pensamientos aun pensaban en lo que enrealidad sentia por él y el enojo incontrolable que me daba pensar algunas cosas que es mejor ignorarlas. Sosteniendo levemente la gabardina que habia dispuesto sobre mis hombros, llevando con toda serenidad mi mirada hasta el mayor, observandolo atentamente. Dejando salir unas leves palabras de los labios.
Yo también me quedaré, la verdad, debo ver en persona al que me has encargado con tanto afán de cuidarlo.
Desviando la mirada rapidamente, observando a los lados de la calle y en la acera, al terminar de pronunciar tan débiles palabras.