La hora del té (Priv. Daleriux)

Después de haber obtenido la compañia del muchacho, continuaron caminando hasta llegar a los jardines. La mujer seguía esperando saber su nombre mientras tomaba asiento en una mesita de por ahí cerca. Miró su reloj de pulsera, debía enseñarse a tomar el té todos los días a esa hora.
Era una linda vista de los jardines, suspiró meintras la brisa mecía sus cabellos y ella trataba de mantenerlos quietos con una mano sobre sucabeza, con sutileza. La sombra dle árbol bajo el cual se hallaban era deliciosa, y ella volvió a sonreír, tomando la pose que había visto usar a las demás mujeres en su nueva casa antes de partir a este hotel. Miró fijamente los ojos de quien le hacía compañía y pensó que lo primero que debería hacer era explicarle el motivo del porqué le era tan necesaria su presencia.

-Mi nombre pequeña es Daleiux Etherian es un placer conocerla-
La mira mientras le regala una sonrisa a aquella pequeña dama que se encontraba frente a ella
-Estoy para servirle y atender todos tus deseos-
-Por lo que veo estas interesada en mis servicios, pero tengo una curiosidad…. En que puedo servirte? Veo en tus ojos algo más que quisieras saber además de lo que yo pueda ofrecerte-
En su mente pasa la duda de saber en verdad porque esta pequeña viene a este lugar,
-creo que será interesante conocernos y saber más de ti-
Además veo que…. Tu actitud es curiosa…siempre te miras cada vez que vas a hacer algo como sentarte,
-sonríe viendo aquella niña hacer aquellos gestos que le eran tan ajenos a ella –

Por supuesto que ya sabía el nombre, lo había visto en la fica, pero quería oírlo de sus labios. Le regaló una sonrisa y rió nerviosa, dando un suspiro mientras asentía.

- Aún queda tiempo. Siéntate y te contaré- pidió. - Bien, lo primero es que debemos tomar el té...pero para serte franca, odio con todo mi ser esa bebida- hizo una mala cara, que bien podía pasar por un gesto de berrinche infantil. Soltó una carcajada y estiró los brazos hacia arriba, quitándose de encima la pereza.

- Bueno....pongamos esto simple- murmuró ahora seriamente- recién fui adoptada por una familia adinerada y debo aprender a comportarme como la alta sociedad lo hace. No tengo ni idea de cómo, y te he elegido como mentor - murmuró dándole una sonrisa.