Por supuesto que ya sabía el nombre, lo había visto en la fica, pero quería oírlo de sus labios. Le regaló una sonrisa y rió nerviosa, dando un suspiro mientras asentía.
- Aún queda tiempo. Siéntate y te contaré- pidió. - Bien, lo primero es que debemos tomar el té...pero para serte franca, odio con todo mi ser esa bebida- hizo una mala cara, que bien podía pasar por un gesto de berrinche infantil. Soltó una carcajada y estiró los brazos hacia arriba, quitándose de encima la pereza.
- Bueno....pongamos esto simple- murmuró ahora seriamente- recién fui adoptada por una familia adinerada y debo aprender a comportarme como la alta sociedad lo hace. No tengo ni idea de cómo, y te he elegido como mentor - murmuró dándole una sonrisa.