Tranquilidad -libre-

El Cementerio, un lugar escalofriante para muchas personas, pero sumamente tranquilo y relajante para otras, ya que no se escucha ruido alguno más que el frio silencio de las lapidas que se encontraban sobre el césped; Nombres de miles de personas grabadas en estas, con diferentes tipos de letras, diferentes países así como unos que otros adornos y flores sobre ellas.

Había buscado un lugar para tomar una rica siesta, pero como no conocía lo que era un cementerio o más podíamos decir que no conocía un lugar cerca del hotel donde pudiera estar en suma tranquilidad, salió hasta aquel lugar guiado por un camino sin dirección alguna, se sentó bajo un árbol recargándose en el tronco, su rostro se notaba tranquilo y su mirada de un azul obscuro debido al resplandor de la luna que le daba en la cara haciendo que el ambiente se sintiera fresco y que el delicado viento acariciara el fino rostro de la peli azul..

Sonrió al ver que el lugar era completamente tranquilo. Así que cerró los ojos para comenzar a tomar su siesta.

En el silencio del lugar, aquellas orbes rojo granate detallaban cuanta presencia se postraba junto a ella, asentada sobre el árbol mas alto del oscuro y tétrico emplazamiento, se esbozo una tenue sonrisa, observo hacia sus pies confirmando lo que ya había sentido -Vampiro- Susurro con el correr del viento; Cruzo sus pierna apoyando la palma de su mano contra la corteza del viejo árbol, bañada por unos cuantos rayos de luna saboreo sus labios lentamente...Estaba de suerte? mofo de si misma por aquellos pensamientos que libres divagaron por su mente. No fue buena la decisión del joven vampiro de asentarse junto a ella, pero el peor rato pasado no era para la chica que descuidadamente descansaba bajo sus pies.

Suspiro cansada y con algo de decepción, cuanto daría por volver a tener ese dulce y metálico sensación sobre sus labios, cuan jugoso seria el banquete que se daría.

Cerro sus ojos alzando su rostro hacia el firmamento estrellado, regocijando sus ansias con la presencia de la luna, cambiando aquellas orbes al zafiro brillante, abrió sus ojos pausadamente, llevando su mano libre al bolsillo de su cosplay de pirata. Había sido útil ponérselo, este traje ostentaba cuantos lugar visible y demás que sirviera de refugio para sus tan amados caramelos.