Descanso [LIBRE, pero solo 1ª persona]

Al recien llegar y trabajar en ese hotel, era un poco dificil pero jamas se quejaba y aprendia rapido todo lo que le enseñaban, asi que lo hacia todo meramente bien y la gente estaba complacida con sus servicios aunque seguia sin verse trabajando de eso, pero era lo unico que podia hacer ahora, y despues de un tiempo, le toco su primer dia de descanso, penso que podria estar en su cuarto descansando, pero lo mejor era salir y ver que clase de lugar habia en los alrededores, habia de todo la verdad, la ciudad era inmensa y ya que de por si el hotel tenia todo tipo de cosas, pero afuera, con el aire fresco, era lo mejor que se podria estar, asi que camino tranquilo por los alrededores contemplando el lugar como si fuese un visitante mas hasta perderse a las horas quedando frente a una iglesia, estaba abandonada, seguramente el paroco se fue de ahi o murio y ya nadie queria ocuparse del lugar, sonrio triste y entro adentro, era frio y estaba un tanto sucio, aunque eran dos cosas que no le molestaban al chico, se adentro al lugar dejando la puerta entreabierta mientras caminaba por el lugar, habia un gran desorden y cosas tiradas por el suelo como hojas y ropa, y alguna que otra basura, podria restaurarla y limpiarla en menos de nada, pero el entrar en la iglesia le invadia sierta vageza y paz, por ello era el unico lugar donde descansaba verdaderamente.
Se fue a uno de los bancos de madera y se sento echando los pies encima del banco que habia frente suya, cruzando los pies mientras contemplaba el techo con pinturas angelicales, perdiendose en cada trazo que tenia, era realmente una obra divina...

Paseó por los parques un buen rato buscando aquella cosa, no sabía en dónde la había perdido, su pequeña rosa de tul ya no estaba con ella, salió del hotel en horas de trabajo, escabullida entre la ciudad y los humanos en busca de aquel tan apreciado tesoro. Entre tantos pasos dio a parar a una iglesia, que estaba cerca del cementerio, estaba asustada y no quería entrar con tantas almas alrededor, salió corriendo tratando de llegar a la iglesia donde estaba pensando estaría segura, tropezó varias veces y su vestidito ya no era igual. Cuando llegó a la iglesia dio un transparente suspiro considerandose a salvo, lanzó su mirada a la ventana algo atemorizada, estaba ahora sola pero... ¿Sola? ¿Y quién era ese?

Un muchacho de cabello blanco estaba tan tranquilo en un lugar como aquel, salió a ver qué hacía que ni siquiera se movía, le preocupaba que...

-Etto... señor?... disculpe...- tartamudeó acercándose mientras con un palito le picaba el hombro -disculpe señor... ¿Es usted un muerto?- preguntó algo intimidada con su puñito sobre los labios

Estaba tranquilo viendo el techo sumido en sus pensamientos que no se percato de la entrada de esa pequeña en el edificio en ruinas, y el flequillo ciertamente le ocultaba los ojos desde la posicion de la muchacha por ello no se vio si tenia o no los ojos abiertos.
Al notar ese toque y la voz femenina, el chico se levanto bruscamente, pero movio mal el pie y callo de espaldas al suelo callendo asi de culo mirando a la chica, levantandose y alejandose un poco.
- no soy un muerto, pequeña - comento mirandola desde cierta lejania - ¿que haces aqui? - le extraño que una niña estuviera en un lugar como aquel.

El chico se había caido y ella se sobresaltó un poco cuando eso había sucedido, se agachó al para verle más claramente, se sentó sobre su cola y le sonrió aliviada de que no fuese un fantasma.

-Oh me habías asustado... al verte así tan... tranquilo debería decir nya?- sonrió -¿Eh? busco una pequeña rosa que he perdido, es muy especial y es tan negra como el cielo de noche... ¿Acaso has visto mi rosa?- preguntó ladeando un poco la cabeza

Finalmente se levantó y le extendió la mano para ayudarle a pararse con una cara sonriente he inocente.

-Me llamo Nekozumi... puedes decirme Neko

al ver que le tendia la mano, ni la acepto por el simple echo de ser mujer la que se la ofrecia, suspirando la miro detenidamente, no era humana precisamente asi que el asqueo era menor, pero presente en sus carnes.
- Soy Haine Rammsteiner - se presento al oir el nombre de la muchacha - y no, no vi esa flor que describes - el no era de fijarse en esas cosas que ni le interesaban, ya que no era de los materialistas, no le interesaban las cosas tan materiales o especiales, ya que todo le parecia igual.