Estaba por ahi, definitivamente lo jardines de aquel hotel me gustaban mucho, me inspiraban a escribir y sonreir un poco al menos, quitandome aquellos dolores del pasado y dejandome en paz conmigo mismo. Por esto, caminaba con la mirada serena, posando una mano en el pomo de mi arma, como siempre hacía, buscando un lugar donde quedarme y pensar.
- Es un día lindo... Y aquel lugar me gusta - Dije en voz baja acercandome, sin proponermelo, a dodne la muchacha se encontraba, viendola y saludandole amable - ¡Oh! Buenas tardes señorita.
Lo dije con voz sumamente tranquila y elegante, tratando de no cortar su momento, pero lo suficientemente fuerte como para que me oyera, buscando al menos su compañía o, simplemente, siendo amable como fui educado, eso aun no lo tenía en mente.