Desahogándome... [Arthur]

Después de lo que había pasado en el ascensor, no había vuelto a sonreír ni si quiera por cortesía cuando alguna de las empleadas del hotel me saludaba con un asentimiento de cabeza. Me sentía mal, muy mal.

Esperé que con una buena ducha con agua muy fría, el dolor se me pasara de manera rápida. El resultado no fue el que yo espere, seguí estando igual o inclusive peor. El nudo en mi garganta seguía presente, tanto como el dolor en mi pecho. Puedo jurar que con cada latido, sentía como una punzada dolorosa.

Tomé un traje elegante que traía en el equipaje, un smoking negro perfecto para la fiesta que se daría en Eden en unas horas más. Me aliste bien, poniéndome un poco de colonia, intentándome peinar, arreglándome el traje. Lo único que no pude acomodar fue la corbata, nunca se me habían dado bien esas tiras que se acostumbraba que los hombres llevaran en el cuello, ¡totalmente innecesarias! Pero bueno, era una noche elegante y tenía que verme presentable porque iría con mi "hermano mayor"… pensé con irritación... y dolor.

Eché una ojeada a mi reloj de mano, para darme cuenta que aun tenía mucho tiempo antes de la gran velada, pero como ya me había arreglado, decidí no permanecer en mi habitación, mejor iría a hacer otra cosa.

Antes de salir, revise que todo estuviera en donde se supone que estaba. Si, cuando decía todo me refería a mi chaqueta de aviador; no la podía llevar esta noche, así que chequé que estuviera bien colgada y guardada.

Salí por fin del cuarto intentando una vez más abrochar mi corbata, cosa en la que fallé. Me di por vencido cuando llegué al ascensor, lo miré por un instante para luego darme media vuelta para dirigirme a las escaleras.

Llegué al primer piso y caminé por los pasillos hasta llegar a un “bar”, supuse por la gran barra que se extendía por aquel lugar, sin mencionar el gran estante de bebidas que también se encontraba allí.

Yo no era de esos que solían tomar hasta emborracharse, pero no creí que estuviera mal tomar un par de copas, digo, para ahogar las penas. Me acerqué lentamente a la barra, para darme cuenta de un alboroto… una voz que gritaba, me parecía conocida, pero no podía acordarme donde la había escuchado antes con exactitud. Di unos cuantos pasos más para poder ver mejor, dándome cuenta que el cantinero discutía con un rubio que… oh por Dios, era Arthur, y gritaba algo de las hadas, unicornios y no sé qué otras cosas extrañas. El cantinero trataba de tranquilizarlo.

Casi creo que corrí hacia ellos tomando el hombro del inglés, para darlo vuelta podiendo así apreciarlo mejor de cara a cara. ¿Quién iba a pensarlo? La razón por la que yo había ido a ese bar, estaba presente en el mismo. Qué ironía. Encima, el tipo parecía totalmente borracho, toda su camisa desarreglada, despeinado y menos mal, esta vez traía pantalones puestos.

- ¿A-Arthur? –dije atónito aun, olvidándome por completo de todo: de lo que había pasado en elevador, del rechazo indirecto, de todo. Ahora solo podía concentrarme en aquel ángel… borracho.

Había ido a tomar unas cuantas copas, que terminaron volviendose botellas, y finalmente habian terminado afectando gravemente mi sistema, -..S-Si, hip, é-el tiene la, hip, culpa..- me queje a una pequeña hadita sentada sobre mi hombro, haciendo que el cantinero me mirara totalmente preocupado y un tanto aterrorizado.

-Señor, ¿Se encuentra bien?- pregunto tratando de sonar amable, mas para mi, esa pregunta dolía mas que mil puñaladas, ya que me hacía recordar todo lo del día de hoy. El maldito alcohol no me habia hecho olvidar, solamente lamentarme más.

-¡C-Clado, hip, que si, hip!- chillé de manera exagerada, levantandome con fuerza de la silla y cayendo un poco sobre la barra, -¿Si o, hip, no Spadkle, hip?- pregunte mientras acariciaba al amigo que recien habia encontrado ahí. Era raro ver unicornios en estos tiempos -como si no fuera raro el hecho de poder verlos-, y aun mas tan alejados de inglaterra.

Mire con furia la cara de terror y palidez que habia puesto el cantinero, -Señor, sera m-mejor que se vaya a su habitacion.. ya esta alucinando cosas- murmuro con preocupacion, mientras alejaba mi bebida de mi, despues de todo, cualquiera haria eso si ve a su cliente acariciar el aire, ¿no?

-¡H-Hey, hip, e-esa es mi, hip, bebida!- exclame enfurruñado mientras trataba de arrebatarsela, -¡E-El que tu, hip, no puedas ved a sedes magi-, hip, cos, como las hadas y unicodnios, hip, no es mi, hip, culpa! - chille con fuerza mientras luchaba con el cantinero por recuperar mi bebida. Mas de repente me senti jalado hacia atras, y girado.

Mire con sorpresa que se trataba del americano, para despues hecharme a reir, mi vida si que es una mierda.

-¡Alfded!- me lanze contra sus brazos mientras le abrazaba, -Eh.. ¿Podque vistes asi?- murmure mientras le escudriñaba con la mirada, y el sonrojo en mis mejillas a causa de la bebida aumentaba, -L-Luces muy sexy..- murmure estupidamente mientras relamia mis labios resecos.

Recibí al rubiecito con los brazos abiertos de par en par, pero a consecuencia perdí el equilibrio por el repentino peso extra. Mi cuerpo se tambaleo hacia atrás, intenté mantenerme recto pero simplemente no pude. Termine cayendo en una silla cercana con Arthur sobre mí.

Esa pose no fue la única casa de mi sonrojo, sino que también sus palabras. Miré su rostro con atención, como siempre lo hacía… entonces recordé que el inglés estaba borracho: solo decía estas cosas por efecto del puro alcohol, nada más.

Ensombrecí la mirada, deseando haber traído mis lentes para poder ocultarlo. Aunque, pensándolo mejor, no los necesitaría tanto; quiero decir, el rubio esta borracho, lo que quiere decir que no recordara nada cuando se le pase el efecto de la bebida.

Me volví con el mesero, que nos miraba con extrañeza pero en cierto modo con alivio por mi llegada, lo acababa de salvar de una tortura segura por un cliente que alucinaba cosas extrañas.

- Tráeme una bebida fuerte, de la que tengas, pero tráela –le ordené, pero no con voz dura ni mucho menos severa, si no con un tono más casual e inclusive amigable. Solo tomaría una, me repetí mentalmente. Solo una, para mantenerme sobrio, ya que creo que alguien debería cuidar de el inglés.

El tipo asintió dirigiéndose a otro extremo lejos de nosotros. No me moví, y tampoco me quite al escritor de encima, solo me dedique a verlo, pensando en que palabras decir, pero no se me ocurría nada. Seguí escrutándolo con la mirada casi con cautela.

- ¿Por qué lo has hecho? –pregunté de repente. Recargué mi brazo sobre la barra, mientras con el otro tomaba la cintura del pequeño rubio, para evitar que cayera. En su estado, sus movimientos no son los más coordinados, que digamos.

Afirme mis brazos sobre su cuello, y me recargué sobre su pecho un tanto adormilado, el alcohol estaba haciendo estragos en mi. Dirigí mi mirada curiosa al americano cuando pidio su bebida, -¡ahaha y-yo, hip, tambien quiedo una, hip, bebida!- murmure entre risillas mientras me aferraba mas al americano que se habia recargado sobre la barra.

Alzé una de mis grandes cejas de forma curiosa al verle observarme con fijeza, -¿H-Huh? ¿Q-Que, hip, cosa?- pregunte curioso mientras me apoyaba sobre una de las patas de la silla, reacomodandome sobre el americano, quedando finalmente sobre ambas piernas y las mias a un costado de las suyas, además de que aun no habia soltado el abrazo a su cuello, si no estuviera la silla de por medio, seguramente seria un abrazo de koala completo, -¡Afded!- dije de forma infantil mientras le abrazaba con mas fuerza, mas en menos de un segundo solte un sollozo y mis ojos se volvieron acuosos.

Hice una mueca sintiendo como el inglés se reacomodaba sobre mí, quedando en una posición casi igual a la que teníamos en el elevador. Entrecerré los ojos con curiosidad viendo los gestos graciosos que hacia el otro y solté una pequeña risita al ver como hablaba de una manera infantil. ¡Y luego me decía niño a mí!

Un extraño cosquilleo se poso en mi estomago, cuando el chico me llamo por segunda vez “Alfded”, el nunca me había llamado antes por mi primer nombre. Pero para que me ilusiono, a fin de cuentas está completamente tomado y no sabe lo que hace.

Me sentí confundido cuando, de estar riendo, empezó de la nada a llorar aferrándose a mi cuello de una manera un tanto desesperada. Solo atine a dirigir la mano que estaba en su cintura, hacia sus cabellos rubios acariciándolos con suavidad.

- No tomarás otra bebida –le espeté hablando con suavidad.- ¿pero porque lloras? –lo atraje hacia mí para que recostara su cabeza en mi hombro mientras seguía acariciando sus rubios cabellos.

El cantinero volvió con mi bebida, la cual tome con mi mano libre y me la lleve a los labios, sintiendo el sabor amargo a alcohol pasar por mi garganta raspándola un poco, o eso parecía. Me tomé la copa de golpe.

Recibí las carcias de forma grata, ya que deje de gimotear rapidamente solo atinando a mirarle fija y curiosamente, con mis ojos entornados y mi boca apretada en un pequeño mohín, justo como un niño pequeño. Recargué sin ninguna queja mi cabeza sobre su hombro, ladeandola levemente, para hacer que pudiera verle, -¿P-Por qué, hip, lloro?- murmure despues de él, mas acompañado de un tono amargo y frivolo.

Le observe recibir su bebida, y tomarla sin dudar, fruncí mis labios al ver casi acabado aquel liquido que yo tanto necesitaba. Sin si quiera titubear me endereze torpemente, y quitando con rapidez aquella bebida de sus labios con un manotazo, suplante por mis labios aquel contacto. Aprovechando que sus labios estaban abiertos, introducí mi lengua, probando el sabor del alcohol pasando entre ambas gargantas, aun cuando termino, no me separe, si no es que acrecente aquel roze atrayendolo desde su cuello.

Mi lengua rozo con la suya cientos de veces, aun con aquel sabor a alcohol entre nosotros, busque en cada pequeño rincon una gota mas de aquel veneno, mas al sentir aquella necesidad tan imperiosa de respirar, me aleje lentamente del estadounidense dejando escurrir un pequeño hilillo de saliva entre nosotros. Aun con mis labios entre abiertos, los relami lentamente, cortando aquel hilillo y dejandolo escurrir a un lado de la comisura de mi boca, -P-Para olvidar..-por fin respondí, con la mirada un tanto opaca y perdida, que desentonaba mucho con el rosa de mis mejillas.

Detuve las caricias que le propinaba a su cabecita rubia en cuanto escuché sus palabras, que se me antojaron frías y distantes.

Ahogue una exclamación al verlo moverse una vez más sobre mí, iba a replicar cuando lanzó con un manotazo mi bebida a quien sabe dónde, pero antes de poder decir algo unos labios se posaron sobre los míos.

Ese contacto lo sentí como fuego y más que un simple roce tímido –como lo había sido en la recepción- esto se torno más apasionado. Me recordé una y otra vez que solo actuaba así por el alcohol, me repetí con terquedad que no debía corresponderle, no me ilusionaría más… pero como siempre, hice todo lo contrario.

Mi lengua se movió contra la de él, probando el amargo sabor a alcohol. La cosa siguió así por un rato, hasta que la necesidad de aire se volvió más demandante. Mi respiración era agitada, y mi pecho me dolía. Otra vez aquellas punzadas volvieron a atacarme, desesperándome, ¡quería eliminar el dolor, ya!

Vi como se relamía los labios, de una manera tan provocadora. Este acto siguió con sus palabras, que me desorientaron un poco: ¿olvidar? ¿Olvidar que?
Puse una especial atención a sus ojos, totalmente opacos, me recordaba a mí mismo.

- Lo siento, Arthie, pero yo… yo no… puedo verte como un hermano –confesé con voz quebrada bajando la mirada. Estaba muy consciente de que a pesar de que el rubio lo escuchara, mañana o en unas horas más, lo olvidaría.

El cantinero se acerco y yo le pedí otra copa. Atraje de nuevo al inglés hacia mí, en un abrazo protector y recargue mi barbilla en la coronilla de su cabeza.

A pesar de estar ebrio, logre entender el significado de sus palabras, más sabia que para mi yo sobrio, estas tendrían otro significado y no el que ahora, mis estupidas emociones creaban e ilusionaban de sobremanera. Me tense un poco al verme atraído hacia su pecho, mas unos segundos despues ya me encontraba escondiendo mi rostro en aquel saco tan elegante que estaba lleno de olor combinado con una colonia que me hacia desear por mas.

Comenzé a reir, tonta e inexplicablemente reí sin parar, mientras mis brazos se soltaban lenta y renuentemente de su cuello, para despues posarlos en sus hombros y separarme un poco de él, quedando frente a frente. Volví a soltar una carcajada limpia al ver su rostro, que sonaba un poco lastimera si escuchabas de cerca, -ahaha,hip,haha.. ¡Yo tampoco!- exclame volviendome a deshacer en risotadas, -T-Tuuu..- murmure de una forma algo exagerada y ebria mientras lo golpeaba con un dedo en el pecho, -¡Edes mi, hip, hedmanito menor!- grite al techo, como si tratara de hablar con mi estupido cerebro, o en este caso, corazón, -.. p-pedo.. aun así..- mi tono se torno deprimido y lastimero, -¡Aun así, hip..!- quise acompletar mas el alcohol estaba dañando ya mi habla, no dejandome formar palabras coherentes en mi cabeza, me balanceé hacia él, pero rapida y torpemente me endereze de nuevo mientras hacia unas muecas extrañas con mi rostro, como si tratara de encontrar mi juicio, -¡No p-puedo contdolad m-mis sentimientos hacia ti!- solte casi en un sollozo mientras me levantaba torpemente del americano, y bajaba de sus piernas para tocar el suelo, en el cual me tambaleé momentaneamente, me gire hacia el y recorri con mi mirada de arriba a abajo al rubio, sacando un suspiro resignado y molesto de parte mía, -¡Sed tan sexy, hip, debedia sed, hip, pecado! ¡Pod tu, hip, culpa, tengo pensamientos iimpuurooos!- chille de forma infantil mientras daba un pisoton en el suelo y me tambaleaba nuevamente sobre la barra, -Q-Quien movio el suelo, hip- murmure por lo bajo mientras fruncia mis grandes cejas.

Estaba muy distraído, pensando en lo irónica que puede ser la vida a veces. En cierto modo, me encontraba algo resentido con el destino, y no era por haberme enamorado, no, si no por enamorarme de un ángel. Por primera vez, en todo este tiempo, pensé en que pasaría, siendo él un ángel y yo un demonio, ¿se aceptaría nuestra relación? Llegue a la conclusión de que no importaba, igual nunca iba a pasar, ya que Arthur no me veía como yo a él…

… o eso creí.

- ¿D-De que hablas? –pregunté con recelo, viendo como el rubiecito reía exageradamente. Sus palabras de “Yo tampoco” me habían dejado en duda, y habían hecho que mi corazón latiera tan rápido como lo hacía siempre que estaba con él a mi lado.

Se tambaleo, separándose de mí, apuntándome con su dedo… gritando que yo era su hermano menor. Los latidos empezaron a dolerme, mi mirada se volvió lastimera, el sentimiento de decepción me embargo de nuevo y deseé que me tragara la tierra.

Sin embargo, lo que siguió a aquellas palabras hirientes, me trajeron de nuevo las ganas de vivir. Formé una gran sonrisa boba, si, como no lo había hecho desde hace hora en un elevador. Sabía que estaba borracho, si, pero escuché una vez que los borrachos siempre dicen la verdad.

- Ha..hahaha….hahahahahahahaha –reí escandalosamente, con ese tono de voz infantil característico de mi. Me levanté de mi asiento, al igual que el inglés y lo tome entre mis brazos alzándolo del suelo, cargándolo como cual bebe.- Agréguelo a mi cuenta, Alfred. F Jones –le dije al cantinero que acababa de volver con la bebida, la cual dejé allí.

Salí del establecimiento con el ojiverde en brazos, dirigiéndome a su habitación, tal vez era hora de un buen descanso para este ebrio inglés.











Off: A la habitación~~