¡A sus órdenes!

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Poco después de recoger varias cosas de las habitaciones como objetos usados - Toallas, etc - y repones algunos mini-bares que habían sido utilizado por varios de los clientes del hotel. Como siempre, le habían pedido que recogiera los cuartos y que éstos quedasen completamente limpios y sin el mínimo rastro de que alguien habría pasado por dichos cuartos. Así fue, a la hora de empezar a trabajar. Las 11 A.M. Marcaba en su reloj de bolsillo cuando empezó, y, a las 12 A.M. había acabado dejando los 11 cuartos que limpió, completamente ordenados y sin rastro de inquilinos.- Bien... -Dijo en un leve suspiro de liberación, haciendo aparecer un pequeño cigarrillo que encendió en una ventana que daba a las calles que estaban enfrente del hotel. Mucha gente estaba entrando, por lo que lo más seguro es que necesitasen su ayuda. Terminó, así, su cigarrillo en unos pocos minutos y cerró las ventanas. No olía a tabaco, por suerte.

Cuando las puertas de todas las habitaciones habían sido cerradas y las llaves en sus manos, se encaminó por los pasillos hasta la puerta principal. De camino a su meta, éste limpió varios de los cuadros haciendo aparecer un paño en sus manos gracias a su magia. Así, estuvo unos minutos por los pasillos hasta poder tomar el ascensor y bajar al primer piso. Ya, en dicho piso, éste miró que algún que otro huésped se encontraba perdido en las instalaciones, por lo que los guió con su buena educación y paciencia. Varios clientes ya estaban en sus respectivas habitaciones y lugares gracias a él, por lo que continuó en el lugar a la espera de necesitar dar alguna asistencia.

Invitado

Hacía horas que estaba en el avión, había dormido varias de ellas y otras tantas se entretuvo con un par de películas o música. Cuando llegó al aeropuerto recogió sus maletas y fue por un remis, después de revisar las recomendaciones de hotel que ofrecian en la oficina de atención al cliente. Bajó del auto y, de él, con sus maletas. Pagó al taxista y le agradeció la atención de alcanzarla al hotel donde se hospedaría. Acomodando el bolso de mano en su hombro y abrió la asa de la manija para poder entrar sin tener que cargarla, haciendo uso de sus pequeñas ruedas.

Traspasó las puertas vidriadas y miró al salón en el que había ingresado. Era grande y elegante. Notaba la actividad que había en todos los empleados de allí, yendo y viniendo, trabajando casi de modo frenético. Al parecer no se lo habían recomendado por nada, ya en su fachada denotaba gran lujo y sofisticación. Reacomodó el agarre de sus cosas y avanzó a través del salón con paso firme, buscando con la mirada alguien que le ayudase a encontrar su habitación.

Se acercó al mostrador y esperó un momento, nadie apareció y no se animaba a pedir ayuda a quien se ocupaba de otras tareas. Notó, entonces, a un joven, que supuso sería botones por el uniforme, y se acercó con una sonrisa.

- Disculpe, poseo reservación... -Sacó de su bolsillo la boleta de confirmación que le habían impreso en el aeropuerto.- ¿Sabe a qué piso debo ir?

Con que le proporcioinara esa información se creía capaz de encontrar en cuarto sin tener que molestarlo. Mantuvo su sonrisa, aún enseñando el papel, a la espera de la respuesta de aquel muchacho.

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Su posición hacía varias horas que no se había cambiado, ya que había permanecido en el salón principal durante 5 horas en busca de ayudar aquellos huéspedes que seguían sin saber a dónde dirigirse para ir a sus habitaciones u otros lugares como los baños (?). Había estado así hasta que había decidido irse un momento para revisar la zona de jardines para poder saber si alguien buscaba de sus servicios o lo necesitaría. Pero esto le fue imposible ya que una voz lo llamó desde sus espaldas, dejando ver el lindo rostro de la joven que lo había llamado.- ¿Uhm?... -Cuando se giró una leve sonrisa salió de él para intentar dar buena impresión a ésta, así no huiría despavorida con uno de sus rostros serios.

Su petición era fácil de resolver, por lo que tomó el papel para saber qué habitación quería tomar ella. Al leer el papel, éste se lo devolvió para que lo guardase.- Sígame, por favor... -La llamó dejándole paso. Alzó, entonces, el brazo hacia la dirección del ascensor, invitándola a subir a éste, mientras luego se acercó Hakuma para poder subirla y así acompañarla a su meta.

Invitado

Entró con paso firme a través de la puerta principal del hotel. Sin duda parecía un palacio incluso antes de ingresar. El salón de recepción era inmenso y muy iluminado, con alfombras y cuadros que le daban una sensación cálida al ambiente.

Caminó con el ceño fruncido hacia el mostrador pero no vio a nadie. Estaba algo cansado por todo el viaje y todo lo que quería era una habitación. De un lado llevaba un pequeño bolso de mano colgado al hombro y en la otra mano el papel que certificaba la reservación en el hotel, que había hecho unos días atrás.

Esperó unos segundos pero nada... si el hotel era de lujo el personal quizás no tanto. En eso, de casualidad, vio a una persona vestida muy particularmente entrando unas maletas en un elevador. Al no haber nadie mas por allí aprovechó la oportunidad y caminó hacia él.

- Imagino que trabaja por aquí no?...- Dijo sin mucho entusiasmo. Apoyó una mano en la puerta del ascensor para que éste no se cerrara y lo miró con una sonrisa pícara. - Quizá me pueda ayudar con ésto...- Dijo mostrándole el papel mientras ingresaba al ascensor junto con el sirviente y una hermosa joven. No estaba en un momento en el cual le importaran mucho los modales, solo quería a alguien que lo guiara hasta su cuarto, pues ese hotel era enorme y era fácil perderse.