Trabajando :Libre:

No tardo mucho en llegar al spa y observar todo lo que este tenía, al parecer era el único por el momento y eso le fácilitaba más las cosas de poder "divertirse" en aquel lugar. Mientras esperaba algún cliente ya fuese chica o chico y le diese curiosidad con eso bastaba para poder pasarla bien en aquel solitario lugar. Comenzó a alistar todo lo necesario como cremás entre otras cosas más para no tener que estar apurado al momento que llegara algún huesped aunque igual podría encontrarse con alguno de lo que trabajaba en el gran hotel.

Sacó unos pepinos y se sentó a comerlos en el mostrador de la entrada tranquilamente mientras veía algunos huespedes pasar y observando el lugar.

Traía puesto un vestido de verano, casual, y muy fresco, que volaba en el aire con cada paso que daba. Estaba un poco estresada, porque aún no había tenido noticias de sus padres, y quería saber si le habían depositado el dinero para sus gastos (entre estos, el hospedaje del hotel, las comidas; incluso, para pagarse a su botones, y todo.) pero había ido a checar al banco, y nada.

Suspiró, sin saber muy bien qué podría hacer. Esperaba que para mañana pudiera tener el dinero listo.

Sin si quiera quererlo, terminó frente al establecimiento del Spa. Se dio la vuelta, y su reflejo la saludó, en el vidrio de la ventana que mostraba la sala de espera para entrar. Ladeó su rostro ligeramente, y entró despues de unos segundos. El lugar era hermoso, lleno de azules y verdes pasteles. Daba un ambiente relajante.

Sonrió ligeramente, mientras se adentró, escuchando la campanita de la puerta sonar, anunciando su presencia. Vio a un chico, rubio, muy apuesto, sentado en el mostrador, y se acercó.

- Buenas tardes...- dijo, aclarandose la garganta.- Disculpa... pero, qué servicios ofrecen? -preguntó, curiosa, y esperando encontrar algo de su agrado. Estaba particularmente interesada en un masaje, pero no sabía si habían personas disponibles para proporcionarselo.

Sonrió de inmediato. El chico tenía modales. Si algo amaba Stella, era que los que la rodearan la trataran como una dama, y este chico estaba haciendo justo eso. Dio una pequeña risita, cubriendo su boca suavemente.

Tomó la hoja que le ofrecía el joven rubio, y pasó su vista por los distintos servicios. Vaya, la había impresionado. Ciertamente, tenía lo necesario para ser un lugar exitoso. Observó al chico, por encima de la hoja, escuchandolo hablar. Luego la bajó, ladeando su rostro un poco.

- Supongo que.. quiero un masaje. -dijo, pensativa.- Y tal vez un manicure, después?

Asintió, regresándole la hoja al chico.

Sonrió suavemente, sintiendo las suave tela de la bata bajo sus manos, y dejó que la dirigiera hacia la habitación.

Quedó perpleja. Si bien, la fachada del frente no era la gran cosa (era acogerdora, si, pero muy sencilla, tambien), esta habitación era simplemente espectacular. Era grande, y adornada con flores blancas en las mesas, y las paredes celestes, dando un ambiente relajante. Incluso tenía una pequeña fuentesita en una esquina.

Stella sonrió, complacida.

Se dio la vuelta hacia el chico, justo a tiempo para ver el guiño. Parpadeó un poco. No se sonrojó (no mucho, al menos) pero igual volteó su rostro.- Gracias. -le dijo, esperando que saliera del cuarto.

Cuando lo hizo, dejó salir un suspiro. Se bajó los tirantes de su vestido blanco, ocasionando que cayera silenciosamente al suelo. Se estremeció, sintiendo el frío de la habitación golpear su casi desnudo cuerpo. Mordió ligeramente su labio inferior, insegura de si quitarse su ropa interior tambien.

Bueno, los masajes eran sin ropa, eso lo sabía... se sonrojó ligeramente, frunciendo el ceño. Se quitó las últimas prendas (un conjunto de lencería de rayitas verdes, era), y rápidamente se enrrolló en la bata, suspirando por la suavidad. Se sentó en la camilla que estaba en medio de la habitación, y comenzó a mover sus pies ligeramente.

-Eh... -parpadeó. Se dio cuenta que no sabía el nombre del empleado.- Disculpa...? -le llamó. Uh, esperaba que entendiera que ya podía pasar...