Silenciosa noche. [Privado]

El silencio era algo sorprendente. Más que nada, porque Stella imaginaba tan siquiera escuchar animales nocturnos, o crujidos misteriosos siquiera. Sin embargo, en aquel jardín adyacente al hotel el silencio reinaba. Stella se cruzó de brazos. Había decidido terminar de explorar el hotel, puesto que en la tarde, despues de su visita a la agencia, no terminó de hacerlo. Había pasado por las piscinas, viendolas iluminadas por una serie de luces que le daban un efecto casi mágico a aquellas. Unas cuantas puertas más adelante, se había topado con el jardín.

Había quedado impresionada, porque parecía un pequeño bosque. Se había adentrado a él, agarrando algunas flores, y oliendolas, y luego siguiendo un camino apedrado que la dirigía a un pequeño columpio de madera, bajo dos árboles. La luz de la luna, y de las lamparas cercanas no lograban iluminar completamente todo, así que cuando se sentó en aquél columpio, quedó medio oculta entre las sombras.

Comenzó a mecerse. El ambiente era algo lúgubre, pero extrañamente acogedor.

Tenía un descanso inesperado, siempre era así luego de intentar atacar a un huesped y la sorprendiera alguien más del personal, lo divertido de eso era que no la despedían del trabajo apesar de los muchos inconvenientes que causaba. Volviendo a su paseo se dirigió al jardín pues era una buena noche para estar en aquel pequeño bosque esperando que algun huesped estuviese perdido y para su suerte se topó con una chica en un columpio.

-Buenas noches madame, es una hermosa noche para pasarla entre esta naturaleza oscura...- Sonrie ampliamente haciendo una reverencia esperando la haya escuchado mientras se columpiaba.

Con su fino oido buscaba ruido alguno por si tenía inesperada compañia, que para su doble suerte no había nadie al alrededor. En su interior su sangre bullía y esperaba el momento de manchar el verde pasto con la roja sangre de la muchacha.

Detuvo sus movimientos casi inmediatamente, al escuchar una voz que le era desconocida. Entrecerró sus ojos, intentando ver un poco más, a pesar de la espesa oscuridad. Era una chica, y precisamente, estaba bajo una de las farolas, así que se le hizo fácil la visión para Stella.

La de cabello aqua sonrió.- Hermosa noche, sin duda. -le había gustado la reverencia que le había hecho la chica. Seguro que era una mucama, pensó Stella. no tenía pinta de ser una, sin embargo. Sonrió un poco.- Me sorprende encontrar a alguien más por aquí. Gusta sentarse...? -ofreció, haciendo un espacio en el columpio.

Sonríe ante aquella invitación algo tentadora pero no debía acercarse tan facilmente, debía de hacer que la otra se le acercase ese era el mejor metodo para hacerla su victima. Por ello se mantuvo a un lado de la luz siempre mostrando su rostro y figura, también aquellos rasgos inocentes que no la hacían parecer lo que era, una asesina.

-No, gracias madame. Soy sólo una mucama que toma el fresco en su pequeño descanso y no deseo molestarla mientras usted está aquí en un lugar tan tranquilo... Si desea me puedo retirar para no estorbar con mi presencia.-

Guardaba su sonrisa dentro de si para cuando pudiese decir que aquella ya estaba en su poder, pero por ahora simplemente se mostraba tranquila y seria esperando las palbras de contestación de la huesped del hotel.

- En su descanso, dice? -sacudió un poco su cabeza. Era tarde en la noche, y este solo era un descanso? Pobrecilla, pensó, inocente a las intenciones de la otra chica. Lo cierto era que la chica no parecía nada más que eso, una chica inocente que trabajaba de mucama en aquel hotel.

-Oh,- parpadeó ante la "oferta" de marcharse, que le dio la de cabellos azules- Por favor, no lo hagas, si no es molestia.-sonrió suavemente- Me aníma tener a alguien con quién charlar

Volvió a comenzar a mecer el columpio, entrando y saliendo de la luz.-Me llamo Stella,- se presentó, grácilmente.

¡Ah! El dulce sonido de la invitación a quedase que la victima no sabe con quien se ha topado, que ha invitao al asesino aseguir su juego pensando en las mil y una cosas que podría hacerle a ese cuerpo, sin poder recriminar una sonrisita algo emocionada y divertida.

-Gracias madame por dejar que le haga compañia aunque no se de que podría conversar yo con usted.-

Habla de manera educada mientras miraba a la otra balancearse haciendo que la vampiresa quisiese saltarle encima y enterrarle un cuchillo directamente en la garganta pero sabía esperar el momento y este no era el indicado para hacer algun movimiento. Aun debía poder acercarse a la victima otro poco haciendo que esta la invitase a ello.

-Es un hermoso nombre madame, el mío es Dea Keyhouse para servirle en lo que guste.- Un nombre que recordaría toda su estancia en el hotal desde esta noche, la mas horrible de todas que no podría olvidar jamás si es que salía con vida luego de este fatal encuentro con la vampiresa.

Siguió meciendose, y por un segundo, dejó de empujar el columpio. Quedó en movimiento aún, pero ahora era más pausado, más corto el viaje de subida, y el de bajada. Cruzó sus piernas, y puso sus manos en su regazo, cerrando los ojos, con un gesto que parecía decir que ella lo sabía todo.

-Ah, pero, si hay tantas cosas de las que es posible hablar. Como, por ejemplo, el qué te trajo a este lugar en especial.

Abrió uno de sus ojos, y su iris color aqua captó la sonrisa algo misteriosa que había portado por un segundo la chica. Abrió el otro ojo, y frunció el ceño. Era una sonrisa extraña, y tan rápida y misteriosa que apareció, se esfumó de igual forma. Se le hizo extraño, sin embargo, el caracter educado de la chica le distrajo. Sonrió por igual. Era tan reconfortante encontrarse con alguien que respetara, y con alguien que se veía tan amable...

-Dea, -repitió, gustandole el sonido de su nombre.-Un placer encontrarme con una mucama tan agradable.- le miró un poco más.- Si no es indiscreción... qué edad tiene?

Porque la apariencia de la chica era joven. Stella no le calculaba más de 19 años, tal vez, porque, para contratar empleados deben ser mayores de edad, no? Pensó sin mucha consciencia.

Se divierte con la forma en que le habla que era como si ella fuese un sabio y nada s le escapase, cosa que hacía más divertido este encuentro en el cual la otra sería su diversión. Por ello le respondió cortesmente la pregunta, además de que notó que vió su fugaz sonrisa y por ello debía seguir actuando.

-Pues es el lugar más tranquilo y hermoso del hotel según mi opinion madame.-

Cada palabra la cragaba de un respeto para que la otra simplemente creyera que ella era una mucama de buenos modales, los cuales si tenía porque quien la convirtió en vampiro le enseño etiqueta, como tratar con la gente y ese tipo de cosas para que tuviese suficientes armas para sobrevivir como vampiro.

-Siempre se ha dicho que eso a una dama no se le pregunta, pero debo responder a sus corteces palabras para conmigo madame. Tengo287 años para ser exactos.- Sonrie amigablemente.

-Es un lugar placentero, sin duda. No conozco en su totalidad el hotel, pero de los lugares que he ido, este sin duda es uno de los más tranquilos.

Opinó, cerrando sus ojos con ligereza. Había algo en la voz de la chica, algo que había notado antes. Tal vez eran esas palabras cargadas de respeto, pero algo le decía que no era eso. Era el cómo hablaba, el cómo cada palabra parecía salir de su boca de una manera que le hacía parecer hipnótica, casi.

Su mirada se enfocó de nuevo, y el cabello azul de la chica brillaba con cada pequeño movimiento. Escuchó su respuesta, y casi se golpea a ella misma. Por supuesto que no era correcto el preguntar tal cosa, si de modales ella sabía. No supo cómo se distrajo como para faltarle al respeto de forma involuntaria--pero afortunadamente la chica no se lo había tomado mal.

Sin embargo, toda preocupación por aquello se desvaneció escuchando la edad que le comentaba Dea.

Stella dio una pequeña risita.- Disculpa? Creo que no te he escuchado bien, lamentablemente... creo que dijiste... 287 años?- sonrió, con esperanza un tanto vana, pero con un mal presentimiento en el fondo de su consciencia. Stella no era sorda. Pero, cómo era posible que esa fuera su edad real?

Sonrie, pues jugar con la mente humana ea simple pero lo divertido era lo complicados que se veían al no entender las cosas por eso había dicho su edad real y no la que tiene fisicamente desde que la transformaron. Cada vez se ponía más interesante este juego donde la otra no sabía que estaba involucrada.

-No.... señorita.... sólo tengo 18 años..... algunos huespedes dicen que soy demasiado joven para trabajar aquí pero es lo unico que puedo hacer....-

Agregar un toque dramatico al momento haría que la otra se acercase o por lo menos esperaba para hacer otro movimiento y luego el vento principal que hará que esta noche no sea tan tranquila como parecía que sería.

-Aunque madame... lo que importa es la calidad del servicio y no la edad de el que lo da..... no lo cree usted así?- Ahí va de nuevo con sus palabras que hacían que cualquiera cayese hechizado si lo empalagaba pues su voz era un arma mortal para cualquiera que se transformace en su presa.

Casi suspira aliviada, al escuchar que, efectiva(y extraña)mente había escuchado el número erroneo. Le quitó importancia, porque no quería darle importancia, porque no quería pensar en cosas que no tuvieran sentido y que fueran difíciles de explicar.

Ladeó su rostro ligeramente, sus mechones de color verde aqua cayendo como una cascada junto a su cuerpo. -Lo único que puedes hacer? -preguntó, de forma torpe, sin saber qué decir más que repetir lo ya dicho. Sacudió su cabeza.- A qué te refieres?

Sentía una incomodidad algo extraña, curiosa en el sentido de que había algo en el fondo de su mente que le decía que se levantara y se fuera. Pero por alguna extraña razón, no podía. Tal vez era porque tenía miedo que la chica se ofendiera (y quién no lo haría, si de repente su compañía se alejara del lugar?) así que decidió ignorar el sentir. Se levantó del columpio, en vano intento de distraer a su mente con alguna acción, sin saber que eso mismo era lo que Dea esperaba que hiciera.

Se enfocó de nuevo en la conversación, y sonrió de forma conocedora.- Ah, esas son palabras tan sabias, sin duda. Eso va de la mano con lo de "no hay que juzgar un libro por su portada"... a veces las apariencias engañan, no? -comentó, no sabiendo qué tan cierto era lo que decía en aquellos momentos.

-Las apariencias siempre engañan pues las flores lo hacen así para protegerse al igual que algunos animales, algo muy sabio de la naturaleza.- Le sonrie amablemente acercandosele un poco lentamente pues ya estaba aburrida de estar parada en el mismo sitio desde que comenzó la conversación.

Le mira a los ojos penetrandola hasta el alma esperando tener efecto y que el miedo se le notase en la piel eso la exitaba, pues su pasiencia ya se había agotado y quería algo de acción con aquella chica de cabellos color aqua, cosa que obtendría sin importarle como y a que precio puesto que estaba dispuesta a que se lo descontasen de su sueldo con tal de tener una noche entretenida junto a la desdichada chica. Seguía con su expresión servicial e inocente pero transmitiendole aquello por sus ojo azules.

-Aunque es algo tarde para decirlo madame, si me permite...... Es peligrose este lugar aun siendo instalaciones del hotel podría ser ataca por algun extraño puesto que a veces la seguridad falla.- Dice siendo más peligrosa ella más que cualquier otro en estos momentos.

Frunció ligeramente el ceño, pero intentó no parecer afectada. Una pequeña sonrisa apareció en su rostro.- Lo haces sonar como si tú fueras una de esas flores...- murmuró, casi como un suspiro, no segura de si lo iba a tomar a mal. Pero era cierto. La forma en que lo había comentado... no pudo más que preguntarse, si no estaba frente a un libro con apariencia engañosa, una hermosa flor con espinas mortales...

Sus ojos, en especial, le llamaron la atención. Porque eran fríos, amenazantes, y tenebrosos, y contrastaban con la forma en que la chica se movía, casi imperceptiblemente, acercándose a Stella. Era raro, porque por alguna razón, no podía dejar de ver aquellos orbes azules.

Se llevó una mano a su cabeza, repentinamente sintiendo un dolor inmenso. - A-ah.. -aspiró aire. La chica tenía un aura extraña. Una vez, mientras estudiaba, había leído sobre seres con poderes casi mágicos, atrayentes, y peligrosos... eran los vampiros. Sacudió su cabeza. Qué tonterías estaba pensando? Tsk.

Pero... si tomaba en cuenta que en ese Hotel habitaban toda clase de monstruos... después de todo, conocía a un par de demonios, y a otro par de ángeles, e interminables gatos, lobos, y animales. No sería raro encontrarse con un vampiro.

-Si... -respondió, su atención volando.- La seguridad... -dio un paso hacia atras.- Tal vez... tal vez deberíamos de salir de aquí, entonces. -sonrió un poco. A un lugar con más personas, pensó en agregar, pero se contuvo. No quería sonar grosera.