La pelirosa ya llevaba caminando por un largo rato por aquellos extensos jardines. Su mirada se posaba largos ratos en rosales o en un simple paisaje, aunque finalmente decidio descansar. Tomando asiento en una de las bancas de los jardines, su mirada se poso lentamente en un punto ausente, undiendose en sus pensamientos. En ese instante traía una falda de color negro, así mismo traía una blusa blanca con un atrevido escote que contrastaba a la perfección con su falda. Su cabello estaba completamente suelto y sus pies eran cubiertos únicamente por unas zapatillas.
Después de un largo rato de mantenerse en silencio, apoyo su espalda contra el respaldo de la banca, mirando perdidamente al cielo con una tierna sonrisa en sus labios, gustaba de estar admirando el paisaje cuando no estaba trabajando, y más le gustaba estar rodeada de naturaleza, aunque en ese instante lo que más deseaba era una compañia...