Llegando al hotel~

Hikari decidió dar una vuelta por el hotel, cansada de su cuarto y buscando algo de inspiración para comenzar con su libro... Cuando sin darse cuenta ya había llegado al Salón Principal.

Andó hacia recepción para preguntar por algún plano o algo que pudiese servirla como guía para seguir con su paseo.

Se apolló sobre el mostrador y le pidió a la recepcionista un plano, que ella le entregó con gusto.

- Muchas gracias -dijo Hikari educadamente, pero sin demasiado entusiasmo.
Se apartó hacia un lado, pero el ala se le quedó enganchada con un saliente del mostrador, por lo que tiró de ella ligeramente, con tan mala suerte que al conseguir liberarla golpeó a alguien a su espalda.
Rápidamente se giró para disculparse, sorprendiéndose con el aspecto tan atractivo del joven al que había golpeado.

-Lo siento muchísimo, he sido una torpe... -dijo algo avergonzada por su patosidad.

El sintio un leve golpe en su espalda y por instinto se viro para ver con quien se había topado, al momento de virar se encontro con una linda joven, que algo apenada se disculpaba, le sonrio mientras gentilmente tomaba su mano pensando en su atrvimiento.

-No se preocupe señorita, los accidentes ocurren, no tiene por que disculparse- Respondio a la joven con voz calmada y amable

Por un momento se había olvidado de qu había tomado la mano de la chica, por lo que siguio con ella por un momento, al percatarse de que tenia la mano de la chica la solto de inmediato, mientras un casi invisible sonrojo se presento en sus mejillas

-Disculpe, creo que aun no me he presentado, mi nombre es Fuuma Belmont- añadio apenado

El joven le dijo que no debía preocuparse, y acto seguido le cogió la mano con delicadeza a Hikari.
Ella no estaba acostumbrada a éste tipo de contacto con la gente, por lo que se sorprendió y se sonrojó al instante.
-Disculpe, creo que aun no me he presentado, mi nombre es Fuuma Belmont- Dijo él, soltando su mano.
-Yo soy Hikari Akeru, encantada de conocerle -Dijo Hikari con una ligera reverencia, relajándose para que su sonrojo desapareciese poco a poco -¿Es nuevo en el hotel? -le preguntó.

Sin quererlo, miró los ojos del chico al hablarle, y se sintió como atrapada. No podía apartar la mirada de ellos ni un instante, eran tan hermosos, tan profundos... y tan distintos a todo lo que había conocido.
Sintió de súbito una fuerte atracción hacia aquel hombre que no entendía y que jamás había sentido.

Al fin, avergonzada, apartó ligeramente la mirada, y el rubor volvió a teñir sus mejillas.