Mis queridos lectores del Eden, debido a que no he tenido mucho tiempo de fastidiar a la gente que se conecta, me he decidido a crear un fanfic para fastidiar a Kid evitando que venga a media noche a mi habitación a extrangularme (Si claro xD). Claro, el también se a reido ya que lo hicimos juntos (Sono mal è_éU) Como sea, espero que les guste, y si no les gusta también, pero deben hacerlo con el riesgo de que me les aparece en la noche =w=.El Kidiciento~
(Muajajaja Kid te voy a joder *cara del mal*)
Erase una vez, en el Shibusen, un pobre muchachito de cabellos negros bastante asimétricos
-
¡No exageres maldición narrador de mierda! ¬¬Bueno, bueno no te enojes amargado ¬¬ *coff-coff* como decía, en las cocinas horribles y sucias del Shibusen, un pobre muchachito de cabello negro limpiaba las ollas y las colocaba muy cuidadosamente en su lugar, cada sartén y vaso, cada plato y cucharilla, todo hermosamente simétrico.
-
Waa~h! Paafecto no shimetory~- dijo encantado viendo lo perfecto que había quedado su trabajo –
Si sigo así es probable que mi malvada madrastra me deje ir a la competencia de Death Scyte estadal- dijo con sus mejillas enrojecidas en pequeños círculos con florecitas saliendo de su alrededor.
Kidiciento era un niño muy pobre y muy solitario, prácticamente un mendigo con trabajo *risas* él soñaba con un día convertirse en princes… ¡Digo! Príncipe. Pero su situación economica no daba ni para comprarse la ropa interior, así que tenía que labarla todos los días (Kid: Yo también te quiero e_e); en fin, un día llegó a su casa en una motocicleta impulsada con caballos un extraño hombre azul vestido con una camiseta y una gorra banca con los dientes afuera, era bastante feo así que Kidiciento le puso una bolsa de papel en la cabeza al verlo; y un peliplateado muy apuesto.
-
Buenas tardes señorita digo, ejem… señorito.. ¿Esta es la casa de la madrastra malvada?-
Pues si no sabes a donde vas me imagino que estas más perdido que un perro buscando su cola ¡Y hablo de un perro ciego!- continuó algo incómodo.
En ese momento el asimétrico y feo zombie (Sid: No soy tan feo~ TT0TT) se inclinó dejando caer la bolsa de papel y de repente por detrás aparece el extraño hombre de cabello blanco con un tornillo en la cabeza que se le pega al feo ser y le dice muy dulcemente “Esa pose no la paga el seguro”. El señor muy consternado se quedo en la misma posición no pareciendo tan consternado, y luego de 5 minutos fue que se decidió a levantarse y voltearse para mirar al apuesto peliplateado.
-
Señor, creo que usted está siendo muy maleducado, ni siquiera me ha invitado a unas copas- regañó sacando una carta sellada de su sudada y peluda axila.
-
Mis disculpas, es una de mis carcterísticas más buscadas por las mujeres, el meterme donde no me llaman- terminó muy orgulloso
-
Ejem…- continuó el pelinegro –
Si quieren luego les presto el cuarto de servicio ¿Qué demonios vino usted a hacer aquí?- le preguntó al horrible hombre azul
-
¿Además de un baño? Bueno… ¡Ah si! Esto…- Tomando la carta y exprimiéndola a lo que salía un extraño líquido húmedo y oloroso –
Lamento lo sucedido me caí en un lago.-
Si claro y blanca nieves se bronceó en las costas de Haití- insinuó algo incómodo el pelinegro tomando la carta con los dedos índice y pulgar a punto de dar a luz a su desayuno
-
Waa~h ahora que recuerdo Sid el cartero real, vinimos aquí para entregarle a la madrastra malvada una carta a nombre del príncipe.-
No me digas- insinuó el azul en un tono de sarcasmo
-
¡¿El príncipe?!- gritó emocionado Kidiciento -
¡Oh que maravilloso!- gritó cerrando la puerta muy amorosamente en la cara de los mensajeros.
Kidiciento siempre estaba cociendo, ya que detestaba los horribles y asimétricos vestidos que compraban en las tiendas del mercado, lo que le recordaba a su tía modelo, Death the Chencha, la cual con su elegante pansa y adorables rollos grasientos lograba cautivar a quien fuese. Claro, eso o nauseas y desmayo, es lo mismo.
Cuando iba a abrir la carta unos latidos apresurados se describían de su pecho, su corazón latía fuerte, las diversas emociones que recorrían su cuerpo le hacían sudar, lo que le hacía pensar que luego tendría que bañarse; ¡Y entonces!
-
¡Kidiciento!- gritó molesta una de las hermanastras feas del otro lado del corredor -
¿Dónde está mi afeitadora? Con las piernas así no tendría frío en el invierno- mencionó la más grande de las Jamonas Thompson.
-
Oh querida Jamona primera Liz~ acaba de llegar esta carta del plació, la trajeron unos mensajeros, uno que era bien feo y medio guarro y otro un mente cochina.-
Kidiciento… ¿Es que tu eres imbécil? Es “Palacio” no “Plació” animal- dijo mientras le arebataba la carta vomitando al sentir el líquido húmedo y oloroso que caía de ella.
Kidiciento a veces se sentía incomprendido, nadie podía comprender la belleza de la simetría; soñaba, soñaba y a veces no dormía por tomar tanto café; él esperaba algún día que algún chico le hiciera sentir el éxtasis de la perfección. En eso salió de las sombras; no se notó al principio ya que cayó a la chimenea por tropesarse con el gato Blairfer y se llenó de hollín.
-
Oh mi querida y hermosa hijita Jamona Primera Liz~ ¿O eres la segunda? ¡Ah ya me resbala! Las dos son feas.- terminó indiferente el ¡Digo! La peliroja vestida con un horrendo vesido amarillo mostaza y un maquillaje exagerado
-
¡Verga voldemort con Trusa! ¡Digo! Mi adorada madre~ Es una carta de palacio, acaba de llegar, kidiciento no quería dármela.-
Si el sudor me hubiese dejado leer no se las hubiese dado- susurró.
-
Es una invitación para el Rally de Camiones Montruo… y un cupón para cotufas gratis- informó la madrastra malvada (Que mas que todo parecía un travesti enloquecido)
-
Madre ¿Qué es eso que ha caido al piso?- dijo la segunda jamona entrando con su jirafa de origami en los brazos
En el suelo estaba un trozo papel de baño escrito con creyones que decía que la familia que recibiera esta carta estaba cordialmente invitada a asistir a la parranda real ese sábado en la noche y que era obligatoria llevar su propio alcohol y condones.
-
Ooo~h pero que maravilla- anunció escandalosamente el maric… ¡Digo! La madrastra malvada –
Liz, Patty, mis jamonas queridas, es hora de alistarse el príncipe dara una buena rumba esta noche y debemos vernos hermosas para que se case con una de nosotras.-
¡Madre! ¿Qué clase de pedófila eres?- insinuó la jamona segunda
-
Querida la juventud no es todo ¡El amor vence la edad de cualquier enamorado lleno de apasionada virilidad!-
Pues creo que el príncipe ni te echará el ojo porque para empezar eres un tío con barba y pelo en pecho.-
¡Cerdo! Me espías cuando me baño ¿No es cierto? Solo por eso no irás al baile-“
¡¡Puta!!”- pensó -
¡¿Qué?! Pero madrastra Spiritonia yo deseo ir al baile~ quiero conocer al príncipe.-
Está bien Kidiciento, te dejaremos ir al baile, pero deberás terminar todas tus tareas de la casa, si lo haces, podrás venir con nosotras.-
¡¿De veras?!- se emocionó xD
-
No, pero solo así me dejarás en pazEl hermoso Kidiciento salió corriendo a tomar el tobo y la mopa para comenzar con sus deberes reales… realmente fastidiosos. Comenzó lavando los platos que ya había lavado antes y ordenó la cocina muy simétricamente.
¿Terminara Kidiciento las tareas reales… Realmente fastidiosas? ¿Lograra ir al bailer y coj… ¡Digo! Bailar con el principe? ¿Blairfer lograra comer pescado esta noche? Todo eso y mucho mas en el proximo capitulo de The Kidiciento